“…El naranjo se produce con profusión y no solo se cultiva como un ramo muy productivo sino que con él se embellecen las plazas y los paseos públicos y aún algunas calles…”.
Francisco T. Dávila, en 1894
Desde que los misioneros jesuitas introdujeron el cultivo de naranjo en Sonora, los agricultores sonorenses se dedicaron a la producción de este fruto. La naranja cosechada en Guaymas y Hermosillo se vendía en la localidad, pero también gozaba de “muy buena aceptación” en los mercados regionales e internacionales.
Ignacio Lagarda Lagarda
La actual zona urbana de la ciudad de Hermosillo nació el 16 de julio de 1744, cuando el Sargento Mayor don Agustín de Vildósola y Aldecoa, Gobernador y Capitán General de Sonora, recibió del rey cuatro caballerías de tierra, “… para beneficiarlo, poblarlo y cultivarlo, con una saca de agua localizada desde un peñasco que está río arriba para la parte oriente como a media legua (2,095 m) de este Real Presidio, como quien iba al Pueblo Viejo del Pitic”.
Así nacía la que sería conocida por muchos años como la Hacienda del Pitic, propiedad de Agustín de Vildósola y Aldecoa.
Las labores de agricultura se realizaban primero en las inmediaciones de la población, a todo lo largo del curso del río Sonora, desde su confluencia con el río de Dolores, hasta unos tres kilómetros hacia el poniente del cerro de La Campana, en las inmediaciones del pueblo de Seris.
Al tiempo, al ir creciendo la población de El Pitic, las labores agrícolas se ampliaron hacia el oriente, el poniente y el noroeste de la zona urbana, donde se abrieron más tierras al cultivo aguas arriba y abajo de ambos ríos y hacia el noroeste de la ciudad.
En agosto de 1844, Manuel Cabrera, secretario de la municipalidad del Pueblo de Seris, hizo una relación diciendo que ese pueblo “…se da con más abundancia naranjas agrias y dulces…”.
Para 1850, José Francisco Velasco describía la ciudad de la siguiente manera: “…abundan también las naranjas dulces, agrias…”.
Los últimos días de 1851 y el primero de enero de 1852, John Russell Bartlett describe a la ciudad de Hermosillo y sus alrededores de la siguiente manera: “…De las frutas que hay en gran abundancia se incluyen las naranjas…”.
En 1861, Charles P. Stone, en su documento: Notes on the State of Sonora 1860, manifestó: “…Muchas de las viviendas privadas de los más ricos tienen huertas y viñedos de varias hectáreas de superficie conectados entre sí, que producen durante la temporada una abundancia de higos, granadas (pomegranites, escribió él), naranjas, limones, melones y uvas…”.
En 1893, D. Alfonso Luis Velasco, explica: “…Esos productos representaban un valor de $524,100.00 a lo que añadiéndose el importe de la cosecha de naranjas y demás frutas que era de $30,000.00 hacía una suma de $554,100.00”. Las naranjas de Hermosillo ya eran famosas en Estados Unidos, donde tenían mucha demanda.
En 1894, Francisco T. Dávila, deja dicho lo siguiente: “…El naranjo se produce con profusión y no solo se cultiva como un ramo muy productivo sino que con él se embellecen las plazas y los paseos públicos y aún algunas calles…”.
A finales del siglo XIX y principios del XX en el distrito de Hermosillo existían alrededor de 62 huertas de naranjo. Entre los naranjales de Hermosillo se pueden mentar la Huerta de Benard; la Huerta del Razo; la Huerta de Save; el Guayparín; la Huerta de Olea; la Huerta de Ulloa; y, el Ranchito. Por su parte, algunas de las plantaciones de Villa de Seris eran la Huerta de Buelna; Huerta de Simoón Lohr; Huerta de Orcí; la Verbena; la Huerta de Hazard; Huerta de González; Huerta de Espinosa; Huerta de Rivera; y, la Esmeralda.
Del mismo modo, son dignas de recordarse las huertas de Lucas y Felipe Pavlovich, quienes a través de la firma comercial “L. J. Pavlovich y Hermano” administraban 19 huertas de naranjo en los distritos de Hermosillo y Guaymas. Seis de las 19 huertas se encontraban en la localidad de Hermosillo, 11 en el barrio de Villa de Seris y dos más en la comisaría de San José de Guaymas.
Alrededor de 1905, el norteamericano Bourdon Wilson estuvo en Hermosillo y describió la producción agrícola de esta forma. “…Los frutos cítricos encuentran aquí un suelo y clima exactamente adaptado a la perfección para su crecimiento, por lo cual las naranjas de Hermosillo se observan a lo largo y ancho y su dulzura y sabor son exquisitos. Debido a los derechos de importación aplicados sobre ellos por los Estados Unidos, son mucho menos conocidos allí que en Canadá, país al que casi toda la cosecha se entrega todos los años, donde tienen una gran aceptación genial, aunque son de la semilla no mejorada de una vieja variedad. Cerca de 400 coches de naranjas fueron enviadas desde Hermosillo el año pasado. El limón siciliano y todos los otros tipos de limones se dan tan bien aquí como las naranjas. Y lo mismo se puede decir de la lima, ambos de sabor dulce y de otros tipos”.
En 1907, Federico García y Alva, en su Álbum Directorio del Estado de Sonora, nos dice lo siguiente: “Dividido por el Río Sonora, por el Sur de Hermosillo, se encuentra el barrio Noveno de la ciudad, en otro tiempo Villa o Pueblo de Seris. Este lugar es un vergel: mucha agua, muchos árboles, muchas plantas, muchas flores y mucha frescura. Hay exceso de datileras, abundancia de limoneros y sobreabundancia de naranjos. Las huertas de naranjos, deliciosos y perfumados cármenes, se encuentran en Seris por cientos y en ellos los naranjos no se cuentan porque los hay por millares. Entre las huertas principales podemos mencionar la del Sr. General Torres, que lleva el nombre de La Esmeralda. Otra de las huertas más valiosas en Seris es Aurora del señor Antonio García, quien tiene ahí invertida una fuerte suma, y la que, al igual que la del Sr. General Torres, cuenta con millares de arbustos y con multitud de plantas y flores. Las cosechas de éstas huertas son seguramente de las más importantes y la exquisitez de su fruto les ha dado merecido renombre, tanto en Sonora como en los Estados Unidos”.
“En la actualidad la firma L. J. Pavlovich y Hermano exporta a los distintos mercados que le han buscado a su fruta, y que se encuentran en los E.U de N.A., el Canadá y algunos estados de nuestra República como Chihuahua, Durango y Coahuila más de doscientos furgones, con trescientas sesenta y cuatro cajas cada uno, cajas que la que menos contiene ciento doce naranjas, habiendo algunas que por ser más chica la fruta llegan a tener doscientas cincuenta”.
“Los negocios de campo también hizo bastantes el Sr. Carmelo Echeverría, legando a sus herederos una huerta y la Hacienda “La Florida”. La primera queda a un costado de la Capilla del Carmen y es sin duda uno de los más deliciosos cármenes que rodean a esta perfumada y tranquila ciudad de Hermosillo. Prolongadas callecillas de una sombra apaciblemente poetice, son las rectas líneas divisorias de los millares de gentiles naranjos que ahí se cultivan con no ininterrumpido esmero, hasta hacer del conjunto un cuadro hermosamente encantador”.
“El Ranchito se llama una de sus propiedades, magníficamente situada a dos kilómetros de Hermosillo por muy buen camino”.
“Alimentadas por dos acequias con su toma propia en el Río San Miguel, tiene en cultivo como 800 hectáreas, …mil, dos mil y hasta cuatro mil exuberantes naranjos se levantan en aquellas ricas hectáreas…”.
En 1910, el Sr. D. Pedro N. Ulloa, en su documento titulado El Estado de Sonora y su situación económica al aproximarse el Primer Centenario de la Independencia Nacional, dice lo siguiente:
La exportación de naranja en 1909 procedente de las huertas y legumbres del distrito de Hermosillo fue de 350 furgones con 12 toneladas de peso cada uno y con un valor medio por furgón de $500.00.
La familia Pavlovich, los reyes de la naranja
En 1894, procedentes de Rijeka, pueblo pesquero del antiguo Imperio Austro–Hungaro, llegaron a Sonora Lucas y Felipe Pavlovich. Venían como “simples empleados” de una compañía importadora de naranjas de California, donde “se encargaban de canalizar en orden la cosecha de la fruta en distintas huertas, clasificar, recontar y embarcar la naranja”. En las mismas fechas llegaron también sus hermanos Esteban y Spiro Pavlovich y todos decidieron quedarse a vivir en Hermosillo. Con el tiempo, los Pavlovich se convirtieron en los magnates de la producción de naranjas en la ciudad.
En ese tiempo, Lucas trabajó como cuidador y Felipe como peón en la Huerta de Francisco A. Rivera. Al mismo tiempo, vendían naranjas en “canastitas”, las cuales adquirían en la huerta del Sr. Rivera.
Con el tiempo, Lucas y Felipe Pavlovich, casados con damas hermosillenses de apellido Escobosa, con capital propio fundaron la firma comercial “L. J. Pavlovich and Brother, Wholesale Orange Exporters”, a través de la cual se dedicaban a la producción y comercialización de naranja que vendían en Hermosillo, el sur de Sonora, el norte de Sinaloa, Estados Unidos y Canadá́.
Con el tiempo, Lucas y Felipe adquirieron el terreno de la Hacienda Casa Blanca, localizada al oriente de la Alameda (Parque Madero), que tenía una extensión de 96 Has.
En la Costa de Hermosillo, exactamente entre la calle 4 y la calle 12, los Sres. Pavlovich adquirieron el Campo Salsipuedes.
En la periferia de la ciudad de Hermosillo los Pavlovich poseían la Quinta Amalia y el Molinito. Además, cultivaban bajo renta el Vapor o Huerta de Camou, el Zanjón, el Switch y la Huerta de Francisco A. Rivera. Así, los Pavlovich poseían dos huertos en Hermosillo y rentaban cuatro más.
La Quinta Amalia estaba a media legua al poniente de la ciudad en Picacho y Terrenate Final s/n, en lo que hoy se conoce como la Colonia Residencial de Anza. La extensión de la huerta era de 486,056 varas (341,329.91 m.2).
En 1902, la Quinta Amalia contaba con un plantío de 5,000 naranjos y otros árboles en fruto. Para 1904 los Sres. Pavlovich exportaban de la Quinta Amalia 220 furgones de naranja con 364 cajas cada uno.
El Molinito, huerto localizado al poniente de Hermosillo donde hoy se encuentra el Restaurante Mariachísimo, tenía un superficie de 12 Has. Al disolverse la firma “L. J. Pavlovich y Hermano” y morir Felipe Pavlovich, esta huerta fue heredada por Lourdes Pavlovich, quien la arrendó a su hermano José durante cinco años.
El Vapor o Huerta de Camou, propiedad de la familia Camou, contaba con una superficie cultivable de 10 Has. Dicha plantación estaba localizba en la esquina que actualmente forman las calles Sahuaripa y Luis Donaldo Colosio.
En el barrio de El Ranchito, los Pavlovich alquilaban el Zanjón y el Switch. La primera se encontraba a la derecha de la vía del ferrocarril, mientras que la segunda a la izquierda. Ambas huertas tenían una extensión de cinco Has.
En el mismo barrio de El Ranchito los Pavlovich eran inquilinos de la Huerta de Francisco A. Rivera. A raíz del fallecimiento de Francisco A. Rivera, D. Lucas Pavlovich, casado con Da. Ygnacia Rivera de Pavlovich arrendó la huerta a los herederos de la misma.
En Villa de Seris, barrio de Hermosillo ubicado a una milla sobre la margen izquierda del río de Sonora, los Pavlovich alquilaban tres naranjales y poseían ocho. Entre las primeras se puede mencionar la Huerta de Gaxiola, la Huerta de García y el Gachupiín, mientras que eran propietarios de la Huerta de Jacobo, el 64, el Cerrito de López, la Regional, el Molinito de Luján, la Tierra de Doña Lugarda, el 16 y la Huerta de Ruiz.
La Huerta de Gaxiola estaba frente a la Huerta de Orcí y tenía un área de una y media Has. La Huerta de García, con una extensión de 15 Has., estaba frente a Las Placitas. Por ese mismo camino hacia el sur se llegaba al Gachupín de Juan Peralta, cuya superficie oscilaba entre las seis y ocho Has.
La Huerta de Jacobo, ubicada al sur de la Huerta de Orcí y frente al 64, tenía una extensión de siete y media hectárea. En 1926, los Pavlovich compraron ese terreno por la cantidad de $ 10,000.00.
Frente a la entrada oeste de la Huerta de Jacobo estaba el 64. El 64 tenia una extensión de tres Has. Pegada al Cerrito de López, picacho frente a lo que hoy se llama Ley del Río, se encontraba la Huerta del Cerrito de López. La extensión de esta plantación era de cinco Has.
Al oeste del pueblo de Seris, partiendo de la calle principal, contra esquina de la Huerta de Jacobo y pegada al Cerro La Regional (también nombrado Cerro de la Conveniencia o Cerro de León), se ubicaba la Regional. La Regional comprendía 10 Has. sembradas de naranjo, así́ como una casa habitada por Juan Pavlovich Rivera, administrador de las huertas de la firma “L. J. Pavlovich y Hermano” […] Hoy en día, una parte del terreno de lo que fue la Regional permanece virgen y el resto lo ocupa el Residencial Río Grande”.
Enseguida de la Regional estaba el Molinito de Lujan, mejor conocido como los Yucatecos. La superficie cultivable de los Yucatecos ascendía a dos hectáreas.
Las 15 hectáreas de la Tierra de Doña Lugarda, también llamada la Lugarda o las Lugardas, estaban sembradas con naranja criolla. Atrás de la tierra de Miguel Molina y al sur del Cerro La Regional se encontraba el 16. El 16 tenia una superficie que fluctuaba entre dos y tres hectáreas.
La Huerta de Ruiz contaba con un área de 30 hectáreas.
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