- El fichaje del par de diputadas priístas es una muestra más de que Alfonso Durazo piensa en las siguientes elecciones y no en gobernar y que Morena es un partido más, con todos los defectos y nimias virtudes
- No es lo mismo andar en campaña que gobernar
PUNTA DE LANZA / Juan Luis Duarte García
Una victoria pírrica es aquella que se consigue con muchas pérdidas en el bando aparente o tácticamente vencedor, de modo que incluso tal victoria puede terminar siendo desfavorable para dicho bando.
El nombre proviene del rey Pirro, quien logró una victoria sobre los romanos con el costo de miles de sus hombres. Se dice que Pirro, al contemplar el resultado de la batalla, dijo: «Otra victoria como esta y volveré solo a casa»
Algo similar puede comentar el gobernador Alfonso Durazo con la ‘adquisición’ para Morena de las dos diputadas locales que le quedaban al PRI en el Congreso del Estado, un día después de que se reunió con varios gobernadores supuestamente para revisar la estrategia de seguridad en la región, pero realmente para cerrar filas en torno a la ‘corcholata’ favorita de AMLO, Claudia Sheinbaum, y de que fuera nombrado como embajador en Cuba el arquitecto Ignacio Cabrera, abierto promotor de la candidatura de Marcelo Ebrard.
Revisando su año de gobierno, han sido más los actos de partido y las promesas de obras que su actuación como gobernador de Sonora. Su equipo de trabajo está plagado de operadores políticos, incluyendo al titular de Comunicación, ‘Edy’ Sallard, quien, al igual que su jefe, sigue en campaña…
Desde tiempos de Vicente Fox (con quien por cierto estuvo colaborando Durazo), en México y en otras partes es un error habitual pensar que todo el secreto de una imagen positiva de gobierno consiste en tener un buen marketing. Y en ese autoengaño todos terminan mal su sexenio, como aquel rey que desfiló desnudo…
Comunicar desde el gobierno no es igual a comunicar en campaña
Muchos dicen que gobernar es comunicar, que en realidad no importa mucho cómo se hagan las cosas en el gobierno, que lo importante es cómo se las marketinea, cómo se las vende, cómo se las comunica. Es muy común escuchar la frase “no, en realidad no es tan buen gobierno, pero se vende bien”.
Gobernar es gobernar y comunicar es comunicar. Gobernar implica comunicar, pero no es lo mismo. Una gestión necesita una buena comunicación, pero la buena comunicación no reemplaza a una mala gestión.
Una gestión tiene objetivos políticos en primera instancia, no comunicacionales. Por lo tanto, la comunicación es una herramienta de la gestión, pero no la reemplaza. La comunicación no es la gestión en sí misma, más allá de los aportes que aquélla le pueda generar como valor agregado a la percepción social sobre un gobierno. Decir que gobernar es comunicar es como poner el carro delante del caballo. Es como si el marketing reemplazara a la política, a la gestión. Y esto no es así. Parecería que todo es un problema de comunicación. Como suele reflexionar Sergio Roitberg, creador de la consultora Newlink de Miami, si hay problemas entre padres e hijos, es un problema de comunicación; si hay un problema entre alumno y docente, es un problema de comunicación; si hay un problema dentro de la pareja, es un problema de comunicación, y así sucesivamente. Este error conceptual deriva de pensar que comunicar desde el gobierno es lo mismo que hacer una campaña electoral. En ambos casos se trata de ganar espacio en la opinión pública y se promueven conductas, pero las reglas son distintas.
Mauricio de Vengoechea, consultor político colombiano, dice que ganar la elección es lo más fácil, pero salir con buena imagen del gobierno, lo más difícil.
No es lo mismo andar en campaña que gobernar
EN CAMPAÑA, las responsabilidades son menores. EN EL GOBIERNO, las responsabilidades son totales.
EN CAMPAÑA, el público parte del supuesto de que el emisor tratará de persuadirlos generando las más altas expectativas. EN EL GOBIERNO, el público parte del supuesto de que lo esencial es tomar decisiones y mostrar resultados, y no hacer publicidad.
EN CAMPAÑA, son relativamente pocas las situaciones de crisis. EN EL GOBIERNO, es un continuo comité de crisis.
EN CAMPAÑA, la magnitud de los problemas, y sus consecuencias efectivas sobre la población, a los que se debe dar respuesta son pequeños. EN EL GOBIERNO, la magnitud de los problemas, y sus consecuencias efectivas sobre la población, a los que se debe responder son generalmente grandes.
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