A pesar de que aumentaron los recursos de apoyos sociales para los hogares más pobres, estos bajaron del 60% al 40% en dos años ¿Qué pasó? Héctor Aguilar Camín nos da la respuesta:
En 2018, 60% de los hogares pobres recibía el beneficio de algún programa social; 40% restante no recibía ninguno. Dos años después, la situación era al revés: 40% de los hogares más pobres recibía el beneficio de algún programa social, pero 60% restante, ninguno.
La política social según el Inegi
Héctor Aguilar Camín / DÍA CON DÍA
Tenemos ya un registro oficial sobre quiénes se benefician de la política social del actual gobierno y cómo se comparan esos beneficios con los del pasado.
Se trata de la Encuesta de Ingreso Gasto en los Hogares 2020, la famosa Enigh del Inegi, que registra los hogares con ingresos por programas sociales vigentes.
Los resultados no son alentadores. En 2018, en el decil más pobre de la población, 60% de los hogares recibía el beneficio de algún programa social; 40% restante no recibía ninguno. Dos años después, según la Enigh 2020, la situación era al revés: 40% de los hogares más pobres recibía el beneficio de algún programa social, pero 60% restante, ninguno.
El número de beneficiarios en el segundo decil de mayor pobreza había disminuido también: de 47% en 2018 a 36% en 2020. En el decil tercero, la disminución había sido de 40% a 34 %.
Es decir, que entre los sectores más pobres del país, 1.2 millones de hogares habían dejado de recibir transferencias.
En los deciles de población más ricos sucedió lo contrario: hubo un aumento en las transferencias. En el decil X, el más rico, los beneficiarios pasaron de 6% a 17%. Y en el decil X, de 10% a 22%.
Esto es la consecuencia de una buena intención en la política social, que es la de universalizar los programas. Por ejemplo, darle a todos los adultos mayores su pensión, no solo a los más pobres.
Pero el resultado de la universalización de la política es dispersar los recursos por igual entre quienes los necesitan mucho y los que no los necesitan tanto.
Agréguese a esto que estamos hablando de una encuesta, y los datos reflejan nada más lo que dicen los encuestados. El hecho es que suele haber un subregistro a la baja entre lo que la gente dice que recibe y lo que recibe de verdad.
Hechas estas precisiones, lo cierto es que las cifras del Inegi echan una sombra de duda sobre el impacto de la nueva política social.
No porque el gobierno esté repartiendo menos dinero, de hecho, está repartiendo más, sino porque lo está repartiendo mal, sin dar bien en el blanco de la pobreza. (La información aquí: https://bit.ly/3gV6gHA).
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