LA DECISIÓN
CAPÍTULO DOS DE CUATRO
En los años 20 del siglo pasado, en tiempos de la persecusión religiosa en México, cinco personas importantes del pueblo, seguidores de la política anticlerical del gobierno, decidieron apoyarlo robándose al Nazareno del templo de San Diego de Alcalá de Pitiquito…
Miguel Méndez narra la historia de este hecho, que tuvo consecuencias no solo para el quinteto sino para toda la comunidad pitiqueña y de cómo el pueblo resarció este gran agravio…
LA NOCHE QUE MARCÓ AL PUEBLO
por Miguel Mendez.
CAPITULO DOS: LA DECISION
-¡No, alto, alto! – gritó el Maestro – calmados, aquí no se trata de matar a nadie. No es así como se mandan los mensajes, ni de broma lo diga amigo Ranchero.
___No se asuste Maestro, son bromas nada más.
___Bueno, pero de que hay que hacer algo hay que hacer algo,– sugirió el Cantinero.
Hubo un silencio como que todos se quedaron pensando un rato, mientras, acababan con la copita de Mezcal. El Tendero interrumpió el silencio:
___¿Maestro, usted es amigo personal del Presidente Calles que no?
___Si, asi es –respondió el Maestro
___Pues mire – continuó el Tendero—yo propongo que usted escriba una carta a su amigo, nuestro Presidente, y la firmamos todos nosotros y algunos más del pueblo que están con nuestra causa.
___ Y, ¿qué diría la carta? – quiso saber el maestro como desconfiando de la idea.
___Pues podríamos decirle que estamos con él en éste difícil momento de la república, que somos gente de bien de aquí del mero Pitiquito y que nos gustaría enviara un comunicado para todo el pueblo en el que ponga en claro qué es lo que está pasando en este asunto y cómo el pueblo se verá beneficiado—propuso el Agricultor.
___No – se opuso el maestro—no creo que sea buena idea; el Presidente es una persona muy ocupada, no creo que le resulte interesante lo que está pasando aquí, porque en realidad, pues no está pasando nada ¿verdad?.
___Pues no, aún no—dijo el Ranchero – pero es su amigo maestro, podría usted preguntarle cuál es la mejor manera de conducirnos, qué podemos hacer para ayudar a la causa.
___Pues eso ya no suena tan descabellado – aceptó el maestro.
___¡Claro! – grito el Cantinero, poniéndose de pié – y lo mejor de todo, cuando todo esto pase ¿A quién, a quiénes de aquí del pueblo les estará agradecido el Presidente? A la mejor hasta podré conseguir permiso para traer tequila, de allá, de Jalisco, que dicen es un mezcal mejor que éste que nos estamos echando. ¿A poco no? Y soltó una carcajada.
Todos rieron de la ocurrencia y ya con el alcohol haciendo efecto en sus mentes, se pusieron a comentar lo que cada quien le pediría al presidente cuando fueran llamados a Palacio Nacional para agradecerles su apoyo y su lucha contra los rebeldes que se dicen Cristianos.
___ Salud
___ Salud compañeros.
___Salud y no hay que rajarse.
Estaban eufóricos y comenzaron a cantar un vals. Las risas se óian hasta la calle. De pronto el maestro, comenzó a arreglarse la corbata de moño y el saco que siempre traía puesto, y levantó las manos haciendo ademán de “calma, calma” y se llevó los dedos a los labios para indicar “silencio”. Había caído la tarde, ya se había metido el sol y fue necesario prender las lámparas de aceite.
___Compañeros, amigos — dijo el maestro – debemos ser cautos; guardemos compostura; no hay nada aún qué celebrar. A ver, no hemos decidido nada. Lo de la carta está bien, pero mientras la correspondencia se va y regresa la respuesta, van a pasar tres meses.
Todos guardaron silencio y agacharon la cabeza.
___Pues a mi, pa’ que más que la verdad –dijo el Ranchero – ya mi vieja no me la quito de encima con esto de la iglesia cerrada, está furiosa, y todos los días esta chingue y chingue que debemos hacer algo para que se abra y cosas así. Ya tuvimos varias discusiones. Ya le dije que vaya y le pida la llave a Chico G, que es el que la tiene, a ver si se atreve jajajajaja.
Afortunadamente no sabe nada de esto, si no me mata jajajajaja
___Menos mal – dijeron varios – respirando aliviados.
En los siguientes minutos, ya borrachos, todos aceptaron que de una u otra manera tenían el mismo problema en casa o con alguna vecina o familiar. Confesaron que casi todos se sentían observados y señalados de alguna manera, por su forma de pensar y que ya estaban hartos de la situación.
El licor se terminó, y el Cantinero propuso trasladarse todos a su cantina, “yo invito”—dijo—y “ahí tomamos una decisión de qué hacer.”
La invitación fue aceptada, tomaron sacos y sombreros y salieron a la oscuridad de la noche.
Al pegarles el aire fresco en la cara, algunos se marearon más. Tomaron rumbo a la cantina. Habían caminado unas dos cuadras cuando el maestro se paró frente a ellos y señalando les dijo:
___Miren, ese enorme edificio que se ve allá, representa la causa de todos nuestros males en éste momento, los nuestros propios, los de nuestras familias porque nos está dividiendo y los de la república que por su causa ya está dividida y en guerra de nuevo.
Todos voltearon hacia donde señalaba y vieron el Templo de San Diego de Alcalá patrono del pueblo. Templo imponente situado en la loma y que se veía desde cualquier rumbo del pueblo.
___Chingada madre – dijo el Ranchero – si estuviera el curita ahí, te juro que iba y lo sacaba a pasear bichi por el pueblo al cabron. Jajajajajaja me lo imagino llorando como niña jajajajaja
Jajajajajaj jajajajaja rieron todos.
___Oigan –djo el Tendero iluminándosele la cara – no esta mala la idea. ¿Qué tal si vamos y pintamos unas proclamas en las paredes de la iglesia? Algo asi, como “Muera cristo Rey” o “fuera curas mantenidos”, algo asi como una travesura, como las que hacíamos de chamacos.
___Jajajaja, pero esta cabrón conseguir pintura ahorita, aquí casi nadie pinta sus casas, a solo que sea con cal – Dijo el Agricultor – O que aquí el amigo Tendero nos proporcione un poco de la que vende en la tienda.
___Para nada bola de borrachos – dijo el Tendero – es de lo más caro que tengo jajajajaa
___¿Y si abrimos la puerta y sacamos unos santitos y nos los robamos? – dijo el Ranchero –imagínense el coraje que les dará a la bola de beatas del pueblo, ¿a poco no estaría bien?
___!!Ese si sería un mensaje directo!! – dijo el maestro – ahí si que se entendería que esto va en serio no es un juego. Por mi, está bien, secundo al amigo Ranchero.
___Eit, eit, eit – intervino el Cantinero – pero antes hay que ir a la cantina por unas botellitas de mezcal, nos harán falta.
Hubo murmullos de aceptación y como niños traviesos con la cara roja por la emoción y el alcohol, tomaron rumbo a la cantina.
Al llegar, les dijo el Cantinero:
___Espérenme aquí, solo entro y me traigo unas dos tres botellas de mezcal. Y procedió a sacar la llave y abrir la cantina, al hacerlo se metieron todos junto con él. –Les dije que me esperaran afuera, los reprendió.
___No amigo dijo el maestro, debemos planear bien lo que vamos a hacer y estar todos de acuerdo, si no, no se hace nada.
El Cantinero aceptó, cerró la puerta por dentro y prendió dos lámparas para iluminar un poco. Los demás fueron a sentarse en una mesa de madera con cuatro sillas. El cantinero regresó con una botella y sirvió una ronda de mezcal.
___Amigos –inició el maestro – lo que vamos a hacer no es una travesura de niños. Es algo que si nos sorprenden o nos ven, nos pueden llevar a la cárcel.
___Porqué – quiso saber el Tendero – si estamos de lado del Gobierno.
___ Si pero no deja de ser un allanamiento – comentó el maestro – si bien es cierto el templo, ya no pertenece a la santa iglesia católica y romana, sino al gobierno de la república, ya no es una propiedad privada sino ahora es pública, y la pena puede ser mayor.
___Entonces – dijo el Ranchero – reculamos, nos echamos pa atrás, pa eso me gustaba maestro.
___No, no yo no he dicho eso. Lo que digo es que debemos hacerlo con sigilo, con cuidado, sin hacer ruido, sin hacer escándalo y lo más importante, todos debemos jurar silencio, de aquí y de nosotros no saldrá nada de nada ni mañana ni nunca.
“Salud” dijeron . Cada uno dijo “lo juro”. Y levantaron las copas sellando el pacto.
___Muy bien, ahora hay que acordar cómo vamos a entrar.
___Ps ni modo de pedirle las llaves a Chico G, además de investigar para qué las queremos, no las va a soltar — dijo el Agricultor.
___ No claro que no – dijo el Tendero – lo conozco muy bien y capaz nos denuncia.
___ Ps no queda otra que tumbar el candado y las cadenas — dijo el Ranchero.
___Andale! – terció el Cantinero – se me ocurre que nos ayude Chuy Melendrez, ahí vive cerca de la iglesia y debe tener con qué tumbar el candado.
___ Ps no quedamos que nadie se enterara—dijo el maestro.
___No, no pasa nada – dijo el cantinero – lo conozco muy bien y con unos cinco pesos que le demos se va a callar la boca. Se los aseguro. Además aquí en la cantina tiene una deuda conmigo, lo puedo amenazar.
___Cinco pesos es mucho dinero – dijo el Ranchero – no los gana en un mes.
___Ps por eso, tiene que ser algo atractivo pa que se calle la boca.
___Ps por mi está bien – dijo el agricultor.
___Yo también – dijo el Tendero.
___Yo igual – dijo el Ranchero.
___Pues yo tengo mis dudas –dijo el maestro – pero confío en el buen juicio del amigo cantinero.
___ Entonces si estamos de acuerdo, vamos. Pero solo sacamos unos santitos y nos regresamos aquí a la cantina. Nada mas. – propuso el cantinero.
Vamos pues a buscar a Melendrez.
Antes de levantarse sellaron pacto de nuevo con otro trago hasta el fondo.
CONTINUARÁ.
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