Casanova, el gran libertino

Giacomo Casanova fue de todo en su vida, hasta espía, pero si destaca por algo es por su faceta de libertino y seductor que él mismo dejó por escrito en su propia autobiografía.  Pero no debemos confundirlo con un Don Juan, pues Casanova amaba a las mujeres, las entendía y las escuchaba y quería hacerlas disfrutar, siempre tratándolas como igual, algo impensable en su época. Todo un personaje digno de conocerse.

Nacido en 1725, hijo de comediantes, aunque es muy probable que fuera el bastardo del patricio veneciano Michele Grimani, que siempre lo protegió. Fue enviado pronto a un internado para ser educado como eclesiástico, aprendió latín y derecho, pero del resto parece que poco, y a base de escándalos fue expulsado.

Y a partir de aquí empezaron sus aventuras, en 1741, su madre le consiguió un puesto al servicio del embajador de España ante el Vaticano, el cardenal Aquaviva, pero pronto fue expulsado por introducir mujeres en la residencia del cardenal.

Ya liberado de los intentos de su madre de que fuera cura se dedicó a viajar por Europa, coleccionando amantes y aventuras aquí y allá, pero pronto regresó a Italia.

Por esa época la Inquisición ya había puesto su ojo en él por libertino y descreído.

En 1744 se enamoró del cantante castrato Bellino, al que confundió con una mujer, pero en un giro de los acontecimientos digno del mejor guion de telenovelas, resultó que al final Bellino si que era una mujer, Teresa, que se había hecho pasar por castrato para poder cantar.

Sus viajes siguieron por Italia y Francia, siempre embaucando a la gente y acostándose con toda mujer que caía en sus redes. También conoció a la única mujer de la que se enamoró de verdad, Henriette, con la que llega a estar nueve meses de total fidelidad.

Pero en 1755 fue arrestado en Venecia bajo cargos de impiedad y prácticas mágicas.

Sólo un año después se escapó y decidió marchar a Versalles, donde se hace amigo del rey Luis XV y de Madame de Pompadour, su cortesana, mientras seguía a lo suyo, estafar y cortejar a todo el que podía, e incluso tuvo tiempo de inventar la lotería estatal francesa en 1757. Conoció también a Voltaire y Rousseau.  Acusado de un fraude huyó de Francia.

Como empezaba a ser muy conocido, se inventó un personaje, el Chevalier de Seingalt para seguir de correrías por Europa.

Siguió conociendo a grandes personajes, como al papa Clemente XIII, al rey prusiano Federico el Grande y a Catalina la Grande de Rusia.

En su viaje por Polonia,  se batiría en duelo con el príncipe Braniski, al haberlo este insultado en las bambalinas de un teatro al que los dos fueron a visitar a la misma artista veneciana

Al final llegó a España, donde pretende hacerse un hueco en la corte de Carlos III, pero al final es detenido y enviado a la cárcel durante mes y medio por acostarse con la mujer de un capitán general del ejército.Para 1769 estaba de vuelta en Italia, y decidió visitar a un antigua amante con la que llegó a tener una hija, Leonilda. Parece que el esposo de su hija no podía dejarla embarazada, así que, ni corto ni perezoso e invadido por ese espíritu altruista que siempre lo caracterizaba, decidió hacer el esfuerzo de acostarse con su hija, y ya que está, también con su madre, a la vez claro.

En todo este tiempo, entre fornicio y estafa, escribió un buen número de novelas, muchas basadas en su vida y algunas bien acogidas por la crítica.

En 1771 su madre murió, y decidió regresar a Venecia, pero sabiendo que no podía entrar en la ciudad sin que lo detuviesen, pacta con el gobierno una amnistía a cambio de hacer de espía de la Inquisición.

Pero Casanova se burla de ellos, en todo el tiempo que estuvo bajo su control, sólo elaboró informes que no valían para nada y que no valieron para entregar absolutamente a nadie.

Siendo ya mayor siguió viajando por Europa, llega a conocer a Benjamin Franklin en Paris, donde este hacía de embajador.

Más tarde viajó a Praga, donde conoció a Mozart, al que parece influir en su obra Don Giovanni, en la que el compositor pudo inspirarse un poco en él para su personaje.En 1785, con 60 años, aceptó un trabajo de bibliotecario en Bohemia, donde empezó a escribir sus memorias, ante el aburrimiento y la tristeza que sentía.

Murió en 1798, sin poder acabar sus extensísimas memorias, quedándole muchos años de su vida por escribir y dejando tras de sí una vida llena de aventuras y de conquistas amorosas, 132, para ser exactos.