Javier Solis, el “Señor de las Sombras”, quiso nacer, vivió y cantó en Nogales, Sonora, durante la Época Dorada de la ciudad fronteriza…
¡Quería quedar bien con Pedro Infante!
El periodista nogalense César Ibarra cuenta que en 1974, don Adalberto Monarque, cronista de Nogales, simplemente le dijo: “Yo no he podido encontrar el certificado de nacimiento de Javier Solís en Tacubaya, Distrito Federal… pero él mismo me dijo que nació aquí en Nogales”. Don Adalberto, tenía en su tienda, varias fotos de Javier Solís, cuando trabajaba como carnicero en el Mercado de Nogales, y fotos con él apoyado en uno de los mostradores.
Durante 1950-1953, Solís asistía a La Caverna de Nogales y cantaba con otro grande que salió de ese lugar, Emilio Gálvez.
En el antiguo Mercado Municipal de Nogales, en avenida Álvaro Obregón y Ochoa y en la parte oeste, hacia el callejón, don Adalberto tenía su tienda “Abarrotes Monarque”, así es que tuvo contacto en muchas ocasiones y platicaba seguido con quien se convertiría en gloria del bolero ranchero.
Por su parte, don Demetrio Kyriakis, dueño del histórico restaurante “La Caverna”, le dijo a Ibarra: “En la solicitud que Javier llenó aquí conmigo, establece que nació en Nogales”. Se refería al empleo como cantante del mariachi de ese lugar.
En plática con don Demetrio un día me dijo: “¿Sabes qué? en el primer disco de Javier, -que él me regaló-, en la contraportada está su biografía que él mismo narró a los señores de Discos Columbia de México… así es que si él lo dijo que nació en Nogales… pues es de Nogales… te voy a traer el disco.”
Y efectivamente, en la contraportada del primer LP de Javier Solís, con las canciones “Mi Ultimo Bolero”, “Amor Mío”, “Sabrá Dios”, “Nunca Jamás”, “Por qué Negar”, “Angustia”, “Que Te Importa” y “Empate de Amor”, J.R. Dueñas de Discos Columbia de México, escribió lo que fue parte de una narración del cantante y que quedó grabada, incluyendo “norteño cien por ciento, oriundo de Nogales, Sonora” y el cantante señaló en varias ocasiones, “del Barrio de la Cañada”.
Por su parte, el periodista nogalense y actualmente presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, Pedro González Avilés, explicó en una columna de 2013 el porqué el gran Javier Solís se llamaba nogalense: quería quedar bien con Pedro Infante:
Javier Solis, el “Señor de las Sombras”, quien quiso nacer, vivió y cantó en Nogales, Sonora durante la Época Dorada de la ciudad fronteriza.
por Pedro González Avilés
Saludándolos con el afecto de siempre, escribimos esta columna dedicándola al “Rey del Bolero Ranchero” o el “Señor de las Sombras”, Gabriel Siria Levario, conocido artísticamente como Javier Solís, quien vivió e inició su carrera de cantante en la otrora frontera blanca a principios de los años cincuenta.
Varias personas que vivieron en Nogales en esa época refieren que Javier Solís se dedicaba al oficio de carnicero y que además cantaba en diversos lugares, tales como bares, fiestas familiares y centros nocturnos, al respecto, afirma el profesor Gonzalo Hirata Rubiano que cantaba en la Plaza de Toros de Nogales, acompañado de un mariachi que deleitaba a los muchos turistas norteamericanos y los mismos nogalenses que se acercaban a disfrutar de los ricos platillos mexicanos que se degustaban en el Drive Inn y de la famosa nieve de chorro que se vendía en la nevería del coso taurino propiedad de mi señor padre, don Pedro González Duarte.
Me platica el licenciado Jesús Humberto Valencia Valencia, presidente del Consejo Estatal Electoral, que Javier Solís inició su carrera de cantante imitando a Pedro Infante y que el gran cantante Emilio Gálvez, quien actuaba en el famoso restaurante de la época “La Caverna”, lo convenció de que adoptara un estilo propio, por lo que se dedicó a cantar bolero ranchero, genero que lo llevó a conquistar los más grandes elogios de todos los mexicanos que escucharon y aún lo hacen, los boleros románticos o rancheros con una voz aterciopelada que todavía no encuentra quien lo iguale, por cierto también señala mi buen amigo Humberto que la voz deJavier Solís era muy parecida a la que tenía Emilio Gálvez.
Otra anécdota que me platica el abogado es que Javier Solís decía que había nacido en Nogales, Sonora y que esto lo había inventado porque pretendía que Pedro Infante, que en ese entonces (principios de los cincuentas) era él, el más famoso artista de México lo apoyara para iniciar su carrera como cantante en la capital y sabedor de la fobia que el ídolo de Guamúchil tenía en contra de los defeños, éste al presentarse con Pedro le dijo que era originario de nuestra querida tierra, Nogales, Sonora.
También recuerda con nostalgia que su señora madre doña Conchita (q.e.p.d.), propietaria de la panadería “La Espiga de Oro” patrocinaba tres programas de radio de quince minutos cada uno diariamente dedicados a la música de Javier Solís, tocándole a él la tarea de verificar el cumplimiento del tiempo convenido, enterándose de esa manera del fallecimiento del ídolo, al informar el locutor de la mala noticia y refiriendo que en esos momentos el artista se encontraba entre cuatro cirios y poniendo la canción de dicho nombre “cuatro cirios”, que por cierto fuera uno de sus más grandes éxitos.
Gabriel Siria Levario nació en la ciudad de México Distrito Federal, el 1 de septiembre de 1931. A pesar de que en muchas biografías e incluso en narraciones personales autobiográficas se haya dicho que nació en Nogales, Sonora, e incluso en sus películas así lo manifestaba. Pero la verdad es que abandonado por sus padres fue criado por su tío don Valentín Levario y vivió desde pequeño hasta su juventud en el barrio de Tacubaya, en donde por cierto se dedicó a varios oficios, carnicero, panadero y boxeador.
En los finales de los años cuarenta Gabriel trabajaba en una carnicería llamada “La Providencia” donde desempeñaba su oficio de carnicero siempre cantando y es precisamente el propietario de la misma, don David Lara quien lo convence que se dedique a la cantada. En el año de 1947 concursaba cantando en el Teatro Salón Obrero, que en realidad era una carpa de barrio, donde el ganador se llevaba un fabuloso par de zapatos.
Entusiasmado con la idea de convertirse en cantante empieza a asistir a la zona de Garibaldi donde empieza a cantar con mariachi y posteriormente forma el trío “México” que dura muy poco en el ambiente artístico.
Hay quien cree que es en la etapa en que se desintegra el trío que Javier decide emigrar en búsqueda del sueño americano, fracasando en su intento y quedándose a vivir por una buena temporada en dicha frontera (Nogales), donde por cierto se dice que sembró muy buenas amistades, entre otros, el señor don Francisco (“Pancho”) Álvarez Saucedo, brillante trompetista que hacía un extraordinario “solo” interpretando “La Virgen de la Macarena” en la Plaza de Toros de Nogales y quien junto a su mariachi lo acompañaba en algunas de sus presentaciones, así mismo se dice que un señor de apellido Solís y quien trabajaba en la aduana lo apoyó y que por esa razón utilizó el artista su apellido en agradecimiento, entabló en dicha frontera una cercana relación con Emilio Gálvez que vendría a ser un personaje de gran importancia en la carrera artística de Javier, cosa que siempre reconoció ante propios y extraños.
En el año de 1955 trabajaba en el “bar Azteca” cuando por sugerencia de un productor discográfico cambia su nombre por el que lo acompañaría hasta el día de su muerte “Javier Solís” y es precisamente en este año cuando en dicho lugar es descubierto por Julito Rodríguez, integrante del trío “Los Panchos” quien lo recomendó con la CBS para que audicionara ante el director artístico Felipe Valdez Leal y el compositor Fernando Z. Maldonado. Graba como resultado de dicha audición su primer sencillo llamado “¿Por qué negar?” y “Que te importa”.
Corría 1958 cuando graba la canción que constituyó su verdadero primer éxito y el que lo elevó a la cúspide de la fama: “Llorarás, Llorarás” y en 1965 grabó “Sombras” a ritmo de bolero ranchero, marcando un parte aguas en la historia de la música mexicana y del bolero ranchero, pues gracias a esa canción fue bautizado como “El Señor de las Sombras”.
A pesar de que su vida fue muy breve (34 años) alcanzó a grabar 452 canciones con acompañamiento de mariachis, orquesta, trío y norteño. También incursionó en la pantalla grande, donde en el año de 1960 filmó su primera película “El Norteño”, a las que siguieron 32 más: “Un Tipo a Todo Dar”, “Campeón del Barrio”, “Juan Pistolas”, “Rateros Ultimo Modelo”, “Callejón sin Salida”, “Diablos del Cielo” y muchas más que escapan a mi memoria.
Lamentablemente y resultando cierto su deseo de no querer llegar a viejo, muere a causa de una operación de la vesícula biliar el 19 de abril de 1966, cuando la fama y la fortuna le sonreían, fue sepultado en el lote de actores de la Asociación Nacional de Actores en el Panteón Jardín de la ciudad de México.
Para el que esto escribe los 32 discos y los 452 temas grabados por Javier Solís constituyen uno de los más grandes tesoros de mi activo, pues esta música era la favorita de mi querida progenitora, recientemente fallecida, doña Alicia Avilés de González.
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