La invasión pone a Europa en su peor crisis armada desde la Segunda Guerra Mundial
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La guerra que Ucrania tanto temía y en la que parte del mundo no quiso creer empezó mientras las víctimas dormían. A las cinco de la mañana, despacio, como un gigante que despierta, el cielo ucraniano empezó a retumbar.
Xavier Colás /El Mundo
Kiev, jueves, 24 de febrero de 2022.
Antes de las primeras luces del día llovieron misiles sobre objetivos ucranianos. Las tropas cruzaron las fronteras con Rusia y Bielorrusia desde el norte y el este, y desembarcaron en las costas del Mar Negro en el suroeste y el Mar de Azov en el sureste. Quince horas más tarde el Ministerio de Defensa de Rusia, el mismo que anunciaba hace unos días la retirada de sus efectivos por el fin de las maniobras, afirmaba que su ejército había destruido 83 objetivos terrestres, dejando desbaratadas las defensas ucranianas.
La «histeria» occidental que había denunciado Moscú resultó ser un pronóstico bastante certero sobre los planes de una Rusia agresiva y con total voluntad de expansión para dibujar un nuevo espacio vital de protección.
Los avances rusos a lo largo de la costa del mar de Azov y cerca de Jarkov en el noreste sugieren un intento de rodear a las fuerzas ucranianas en el este del país. El objetivo de Rusia no está claro, pero la capital, parece un objetivo significativo.
Durante la jornada Ucrania se repartió entre dar la batalla, huir o simplemente esperar el golpe definitivo de Vladimir Putin, el presidente que hace sólo unos meses había ronroneado que «rusos y ucranianos somos el mismo pueblo». Al caer la noche del miércoles el presidente ruso, Vladimir Putin, ya había dado el paso para cobrarse los agravios pendientes con EEUU castigando la frontera más débil de Occidente.
El líder ruso ordenó a sus tropas llevar a cabo una operación militar especial en la región de Donbás. Pero para proteger su operación martilleó las defensas ucranianas en los cuatro costados del país. El mayor ataque de un estado contra otro en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
En un agresivo discurso televisado, Putin aseguró que la ocupación es para «desnazificar» Ucrania y «proteger a personas de los abusos y del genocidio que son objeto por parte del Gobierno ucraniano desde hace ocho años». La república a la que pretende ‘desnazificar’ está presidida por un judío que ganó unas elecciones abiertas con un apoyo de más del 70% y que además es un rusoparlante del este del país, igual que esa ‘minoría rusa’ a la que Putin pretende proteger. Volodomir Zelenski es un ex cómico que interpretó este jueves el papel más dramático de su vida. El presidente ucraniano hizo un agónico llamamiento por televisión al pueblo de Rusia, en el que dijo que quería hablarles directamente a ellos después de que Putin rechazara su desesperada llamada telefónica. «Rusia atacó a traición nuestro estado por la mañana, como lo hizo la Alemania nazi en los años de la Segunda Guerra Mundial», tuiteó el presidente de Ucrania poco después de las primeras explosiones. Ucrania, dijo Zelenski, está escuchando el sonido de un nuevo telón de acero cayendo a medida que las tropas rusas avanzan por el país. Y advirtió que otros países europeos podrían ser los siguientes.
Desde Moscú, Putin volvió a su pose de corromper con la denuncia del fascismo los territorios que se dispone a masticar. Apeló a los militares de Ucrania: «Juraron ante el pueblo ucraniano, no sigan las órdenes de la junta, los insto a que depongan las armas y se vayan a casa». En ruso el término «junta» se refiere siempre inequívocamente a una autoridad fascista.
HUIDA POR CARRETERA
Desde las cinco de la madrugada empezaron a oírse detonaciones cerca del principal aeropuerto de Borispol de Kiev. El ejército ruso atacó por los cuatro costados la república ucraniana, mientras la población intentaba huir por las carreteras. El espacio aéreo quedó cerrado, todo el país es una trampa para el que se queda y el que se intenta ir. Las salidas de Kiev hacia la frontera polaca provocaron atascos infernales. Los coches se acumulaban a lo largo de decenas de kilómetros en la carretera hacia la ciudad occidental de Lviv.
El ejército ruso, desde los primeros momentos, trató de neutralizar infraestructuras militares y aeropuertos. Las tropas rusas también actúan en territorio ucraniano desde Bielorrusia y Crimea. En pocas horas cruzaron varios puntos fronterizos en la región de Kiev, a más de 50 kilómetros de Bielorrusia. La ofensiva «durará el tiempo que sea necesario», en función de sus «resultados», advirtió el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov.
En el primer parte de guerra, Kiev anunció que más de 40 soldados y una decena de civiles ucranianos murieron. Además, 18 personas fallecieron en un bombardeo contra una base militar cerca del puerto de Odesa y un avión militar se estrelló cerca de la capital, con 14 personas a bordo. «Rusia se ha embarcado en el camino del mal, pero Ucrania se defenderá y no renunciará a su libertad», dijo Zelenski.
LA TOMA DE CHERNÓBIL
Ucrania por la tarde informó de que había combates cerca del depósito de residuos nucleares de la antigua central de Chernóbil. Allí llegaron los rusos tras haber entrado por la frontera con Bielorrusia. «Las fuerzas rusas están tratando de tomar Chernóbil. Nuestros soldados están sacrificando sus vidas igual que se hizo en 1986», señaló el presidente ucraniano. Grupos de militares rusos se concentraron en la «zona de exclusión» de Chernóbil.
En un combate alucinante, dos ejércitos pasaron la tarde disputándose un sarcófago mortalmente tóxico. Las tropas rusas se apoderaron de la planta de energía mientras que las fuerzas ucranianas luchaban contra ellos en tres frentes. «Es imposible decir que la planta de energía nuclear de Chernóbil es segura después de un ataque totalmente inútil por parte de los rusos», lamentó el bando ucraniano.
Este botín tan discutible podría tener un sentido táctico. «Rusia quiere controlar el reactor nuclear de Chernóbil para indicar a la OTAN que no interfiera militarmente», dijo una fuente de la seguridad rusa a Reuters. «Esta es una declaración de guerra contra toda Europa», concluyó Zelenski.
CONQUISTAR EL ESTE
El Este del país fue el primer objetivo de la invasión. En Chuguev, a 30 kilómetros de Jarkov, los bombardeos rusos resonaron toda la noche. El humo negro era visible desde lejos. Varias explosiones sacudieron Mariupol, a orillas del Mar Negro, la principal ciudad portuaria al este del país. Por la tarde una zona residencial de esta ciudad del sureste de Ucrania fue objeto de bombardeos. Las autoridades locales informaron de que 26 personas estaban siendo tratadas por heridas en el hospital después de que un distrito oriental de Mariupol fuera bombardeado. Mariupol es un objetivo codiciado, con su importante puerto y a solo 10 kilómetros de los separatistas respaldados por Moscú.
En la capital ucraniana se sucedieron las explosiones a primera hora de la mañana. También en Jarkov, a 40 kilómetros de la frontera con Rusia y que es la segunda ciudad más importante del país. Las ventanas de los bloques de apartamentos temblaban por las constantes explosiones.
«Pedimos a todos acudir urgentemente a los refugios de protección civil», decía el mensaje del Ayuntamiento de la capital. Las sirenas de alerta de ataque aéreo sonaron no sólo en Kiev, también en Odesa. En las localidades de Mangush y Berdiansk, la gente hacía cola para conseguir dinero en efectivo y gasolina. Los civiles de Mariupol hacían las maletas.
El Gobierno ucraniano aseguraba que helicópteros rusos atacaron Gostomel, un aeropuerto militar cerca de Kiev. Ucrania derribó tres de ellos. Pero en Kiev crece el miedo a que la toma de este aeródromo les permita a los rusos llevar material adicional, incluidos vehículos blindados ligeros, para intensificar el asalto o preparar otros nuevos. A la misma hora funcionarios fronterizos denunciaron que los rusos estaban tratando de penetrar en la región de Kiev y la región de Zhitomir en la frontera con Bielorrusia, y que estaban usando cohetes Grad.
Putin, que negó durante meses que estuviera planeando una invasión, ha descrito varias veces a Ucrania como una construcción artificial arrebatada a Rusia por sus enemigos. A día de hoy, la mera existencia de Ucrania a espaldas de Moscú es una afrenta para el Kremlin, que está dispuesto a imponer costes letales que van más allá de lo conocido hasta ahora.
Durante el día Zelenski impuso la ley marcial y decretó la movilización general de todas las personas en edad de servir en el Ejército. El mandatario destacó que las fuerzas ucranianas estaban enzarzadas en «duros combates» en todo el país, tanto el Donbás como «al norte y el sur». «El enemigo ha sufrido graves pérdidas y sufrirá aún más. Han venido a nuestra tierra», aseveró. La consigna oficial era «infligir el mayor número de bajas en el ejército ruso».
Por qué ha estallado la guerra entre Rusia y Ucrania: cronología del conflicto
Superadas en número y potencia por sus rivales rusos, las fuerzas armadas ucranianas apenas alcanzan el número de soldados que Rusia ha ido desplegando en sus fronteras durante las últimas semanas. Kiev cuenta con unos 196.000 efectivos y 900.000 reservistas. Del lado ruso, los datos son apabullantes: 900.000 soldados, dos millones de reservistas y más de medio millón en otras fuerzas, según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos. La diferencia de potencia es igual de abismal. Frente a los casi 16.000 blindados de Moscú, Ucrania cuenta con 3.300.
Las autoridades ucranianas han roto relaciones diplomáticas con Rusia, ya frágiles desde la anexión de Crimea. Y han llamado a las armas a los voluntarios de las Unidades de Defensa Territorial. «Cualquiera que esté listo y sea capaz de sostener un arma puede unirse a las Unidades de Defensa Territorial en su región», anunció esta formación militar en su página de Facebook, dando un listado de las direcciones de todos los centros de reclutamiento del país. Pronto el ucraniano que quiera luchar no tendrá que ir muy lejos de su casa.
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