29 de marzo de 2024

LA POLÍTICA nacional

Columnas de Opinión del 7 de enero de 2023

Templo Mayor

BIEN CLARO dejó la Casa Blanca que el asunto central de la reunión del lunes entre Joe Biden y Andrés Manuel López Obrador será el tráfico de fentanilo hacia EU, así es que seguramente la captura de Ovidio Guzmán “El Ratón” será utilizada para tratar de demostrar que se está actuando.

PERO si algo ha enseñado la historia de la lucha contra el narcotráfico, es que cuando se le corta una cabeza a la hidra inmediatamente surgen otras que incluso pueden llegar a ser más peligrosas.

PARA COLMO, en el caso de “Los Menores”, cuyas actividades están centradas en el tráfico de fentanilo y metanfetaminas a la Unión Americana, es un hecho que tiene otras tres cabezas: Iván Archivaldo, Joaquín y Jesús Alfredo Guzmán.

DE HECHO, fuentes de inteligencia de ambos países consideran que el líder de la organización es Iván Archivaldo, quien es conocido como “El Chapito”, y que Ovidio no era el jefe de sus hermanos.

ASÍ ES QUE, a pesar del golpe del jueves, la organización heredada por Joaquín “El Chapo” Guzmán a sus hijos sigue operando y, así como una golondrina no hace verano, tampoco la captura de un ratón significa que ya se eliminó a la manada.

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EL BALAZO que le pegaron al avión de Aeroméxico que intentaba despegar el jueves en Culiacán y que ya iba presurizado seguramente tendrá como consecuencias daños millonarios por dejar a la aeronave fuera de servicio, costos de reparación y la necesidad de cumplir con nuevos requisitos de aeronavegabilidad, entre otros.

AFORTUNADAMENTE el ataque perpetrado por narcotraficantes en el aeropuerto no provocó una tragedia humana de enormes dimensiones.

LO QUE resulta increíble es que el gobierno diga que se prepararon ¡seis meses! para la captura de Ovidio Guzmán y que no hubieran previsto la necesidad de redoblar la vigilancia y la seguridad en los aeropuertos cercanos o, de plano, parar temporalmente las operaciones antes de que iniciara el operativo.

QUE NADIE se sorprenda si lo ocurrido resulta ser un factor relevante -y negativo- para la de por sí complicada tarea de conseguir que México recupere la Categoría 1 de seguridad aérea cuando las autoridades nacionales vuelvan a intentarlo en abril.

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DESLUCIDA pinta la reunión anual 2023 del cuerpo diplomático mexicano acreditado en el extranjero.

Y ES QUE, a diferencia de otros años, a los embajadores y cónsules no les programaron la tradicional comida con el presidente de la República, apenas tendrán una “visita a Palacio Nacional” el jueves.

ESO SÍ, el viernes la Sedena se los va a llevar de excursión al AIFA para que lo conozcan porque, como prácticamente no hay vuelos internacionales en ese aeropuerto, no han tenido la oportunidad de utilizarlo. (Fray Bartolomé, Reforma, Opinión, p.8)

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Bajo Reserva

No más Badiraguato para el Presidente

En octubre pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador prometió que estaría en este primer mes de 2023 en Badiraguato, Sinaloa, cuna del Cártel de Sinaloa, para inaugurar el camino a la sierra hacia Guadalupe y Calvo, Chihuahua. Sin embargo, tras la detención de Ovidio Guzmán López, alias El Ratón, hijo de El Chapo Guzmán, nos hacen ver que por cuestiones de seguridad, esta promesa no se ve difícil sino imposible de cumplir, pues prácticamente sería ir a meterse a la cueva del lobo. Así que es un hecho, nos cuentan desde los equipos de seguridad civiles y militares que cuidan al mandatario, que en lo que resta del sexenio, las visitas de López Obrador a esta zona del Triángulo Dorado están canceladas. ¿Será que el Presidente acepta la prohibición de los responsables de su custodia o, como en no pocos temas, terminará imponiendo su voluntad, aunque a todos a su alrededor les parezca una imprudencia?

La Marina y el operativo contra Ovidio

Hablando del operativo para detener a Ovidio Guzmán, considerado por Estados Unidos el principal responsable de la introducción masiva de fentanilo a su territorio, llamó la atención el papel que se le atribuyó a la Marina. Nos hacen ver que al almirante secretario, José Rafael Ojeda Durán, se le vio muy serio en las últimas dos conferencias de prensa en las que estuvo presente, una de ellas para confirmar la detención de Guzmán, y en las que no hizo uso de la palabra y la institución que encabeza no fue mencionada como participante. Tal vez, nos hacen ver, se deba a que se quedó con las ganas de que sus marinos apoyaran en la recaptura del hijo de “El Chapo” Guzmán. En el gabinete de seguridad, nos comentan, hay funcionarios que se preguntan por qué se relegó a la Armada en esta operación, siendo que su presencia en Sinaloa ha sido permanente. ¿Será que dejaron que el Ejército se sacara la espina después de la fallida captura de 2019, conocida como Culiacanazo? Nos recuerdan que los cuerpos de élite de la Marina fueron en los dos sexenios anteriores los encargados de operaciones de este tipo y eran los consentidos de las agencias estadounidenses, que expresaban con frecuencia su desconfianza del Ejército. Hoy las cosas han cambiado radicalmente.

¿Corcholatas se agarrarán del chongo?

Nos hacen ver que los simpatizantes del canciller Marcelo Ebrard le pidieron a los Reyes Magos de regalo que sea su “corcholata” la que gane la encuesta de Morena para definir al candidato a la presidencia en 2024. Fue el caso de la senadora Martha Lucía Micher, quien, tras expresar su deseo a los visitantes de Oriente, dijo que don Marcelo es el mejor aliado de las mujeres. También se sumó a la petición el diputado federal Emmanuel Reyes. Lo que no dijeron los simpatizantes del encargado de la política exterior es si van a seguir tratando de ayudar a que el regalo se cristalice por medio de denuncias penales en contra de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, por presuntos actos de campaña adelantada con la aparición de espectaculares en muchos estados del país. Nos hacen ver que tras conocerse la primera denuncia por parte de un personaje muy cercano al secretario, en Palacio Nacional lo recibieron con miradas de hielo. Y eso que todavía no arranca formalmente la competencia. (El Universal, A2, P.2)

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Metrallas, no abrazos, el narco no es tu amigo

Juan Pablo Becerra-Acosta

¿Qué dejó de aprendizaje el operativo de las fuerzas federales realizado el jueves pasado en Culiacán? Expongo varios apuntes preliminares…

   1.- En una decisión muy controvertida y severamente criticada por algunos sectores de la comentocracia, quizás el Presidente de la República acertó hace tres años y tres meses, cuando ordenó a sus tropas dejar libre a Ovidio Guzmán López, hoy de 32 años, para evitar una masacre que, de acuerdo a sus cálculos, podría haber causado un baño de sangre con un saldo de 200 vidas perdidas (“civiles inocentes”), todo como consecuencia de un operativo “precipitado”.

   Quizás acertó en aquel entonces Andrés Manuel López Obrador, aunque mancilló el prestigio de las Fuerzas Armadas porque éstas se exhibieron doblegadas y quedaron en ridículo como jamás les había ocurrido, pero sin duda que la madrugada de este jueves pasado su gabinete de seguridad sí dio en el blanco.

   Atinó de manera rotunda porque la captura del hijo de Joaquín El Chapo Guzmán se consiguió gracias a seis meses de discreción y un semestre de reconocimiento y vigilancia en el área de influencia del grupo criminal que comandaba Ovidio “N”. Fue un trabajo pulcro de planeación y coordinación entre los órganos de inteligencia del Estado mexicano, con el Ejército, la Guardia Nacional y la Fiscalía General de la República (FGR) a la cabeza, lo cual se notó en la estrategia para interceptar en tierra a Guzmán López sin que se produjera una masacre, pero sobre todo se percibió en el eficiente plan para extraerlo del lugar vía aérea sin que se presentaran graves obstáculos.

   2.- El Estado mexicano recuperó algo que había extraviado y que es su potestad constitucional: el uso legítimo de la fuerza. El adagio de “abrazos no balazos” quedó sepultado durante dos momentos de la madrugada del 5 de enero: primero, cuando los efectivos militares repelieron a ras de suelo el ataque del comando de Ovidio “N”, y después, cuando al menos un helicóptero de las Fuerzas Armadas lanzó desde el aire andanadas de metralla que acababaron por someter a los criminales que escoltaban a quien valía cinco millones de dólares de recompensa en Estados Unidos.

   Fue un alivio constatar la superioridad de fuego de las tropas y su libertad para operar como consideraran pertinente en delicadísimos momentos de combate. Algunos estudiosos de los temas de seguridad llevan años alegando (la mayor parte de ellas y ellos lo hacen de buena fe) que la letalidad de soldados y marinos en combate es muy superior a la de los criminales. Hombre, pues sí, afortunadamente así es. La nota, gravísima, preocupante para el país, sería que en cada enfrentamiento cayeran siete soldados por cada delincuente abatido, o que ningún criminal fuera neutralizado ante el fallecimiento de once marinos.

   Con el éxito que tuvieron el jueves, las Fuerzas Armadas recuperaron el orgullo, el espíritu de cuerpo en combate que parecía perdido porque el Presidente tenía maniatados a los militares: muchas obras y encargos millonarios, pero cero combates para neutralizar criminales que asuelan regiones enteras. Huyan, aguanten afrentas y humillaciones, reciban escupitajos, insultos, golpes y balazos, pero no respondan, soldados-marinos-guardias. Eso, lo vimos claramente durante cuatro años, envalentonó a los criminales, cuya insolencia y desparpajo fue creciendo hasta niveles inadmisibles.

  3.- Se acabó (espero que el Presidente no recule) eso que citaba yo hace unos segundos, la impunidad con que ya operaban los criminales en distintas regiones del país, muchas veces ante la mirada complaciente o resignada de las tropas. Matanzas entre cárteles por aquí, desapariciones masivas por allá, y había que esperar estoicamente, firmes, a que los programas sociales rindieran frutos mientras las balas silbaban por todos lados y ensangrentaban mucho más distintos territorios. Los programas sociales no deben verse como sustitutos de una estrategia de seguridad para inhibir la violencia criminal; ambos son elementos complementarios de cualquier política de Estado que pretenda generar protección ciudadana.

   Hoy, después de lo ocurrido el jueves, los criminales, se llamen como se llamen, se apoden como se apoden, representen las siglas que representen, saben que, o le bajan a su violencia y a su descaro delictivo, o les va a llover fuego del cielo para que puedan ser capturados, apresados y quizá extraditados a Estados Unidos, sin que nadie lo impida, salvo algún juez de dudosa probidad.

  4.- El narco no es tu amigo. Parafraseo una exitosa y controvertida campaña de comunicación interna que hubo en la UNAM a principios de 2018, hace cinco años, al final del sexenio de Enrique Peña Nieto: “No es tu amigo. Es un narco.”, fueron las frases utilizadas para hacer consciencia sobre la violencia que pueden desatar los narcotraficantes en cualquiera de sus modalidades.

   Este jueves pasado, en calles de Sinaloa, eso mismo quedó claro. Células integrantes del grupo delictivo de Ovidio “N” realizaron 19 bloqueos y agresiones armadas en Culiacán, incluidos ataques al aeropuerto internacional y a la Base Aérea Número 10. Ahí, en el aeropuerto, un avión de Aeroméxico fue impactado por una bala cuando sicarios arremetían contra una aeronave de la Fuerza Aérea Mexicana.

    “¿Qué pasó, mamá? ¿Por qué?”, preguntaban niños agachados y tirados al piso a bordo del aparato comercial, un Embraer 190, matrícula XA-VSU . “Agáchate, agáchate”, ordenaba su padre ante los balazos de origen criminal.

   Es un narco. No es tu amigo. Culiacán fue una jungla este jueves. Saqueos, rapiña, coches estrellados contra locales comerciales para robar refrigeradores y todo tipo de objetos, como pantallas de televisión. La base social narca operando para hurtar y causar miedo, pánico, zozobra. Robo de tráileres, quema de tractocamiones, despojo de mercancías. Convoyes y retenes de sicarios, balaceras, robo y despojo de 250 vehículos. Al final, según el recuento del General, 29 personas perdieron la vida y 35 resultaron heridas. Entre los fallecidos hay 10 militares y 19 integrantes del Cártel del Pacífico. Afortunadamente no hubo bajas colaterales, siempre según la Sedena.  

   El narco no es tu amigo, aterroriza a tu hijo en un avión, se roba tu mercancía, destroza tu negocio, te despoja de tu coche y luego lo quema. Mata a tus militares, a tus policías, puede herir a ciudadanos inocentes. Amenaza a medio mundo y extorsiona a quien se le da la gana. El narco desquicia la economía, provoca que se cancelen 102 vuelos desde y hacia diferentes sitios de Sinaloa.

   La secretaria federal de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, dijo este jueves sobre el gobierno de López Obrador:  

   “No venimos a ganar una guerra, venimos a construir la paz.” 

   Pues sí, Secretaria y ex colega, suena muy lindo, pero para alcanzar esa paz en medio de las batallas sicarias mexicanas primero se tiene que ganar la guerra del uso legítimo de la fuerza, así que no está no está nada mal como aprendizaje de un jueves negro: metrallas, no abrazos, el narco no es tu amigo.

   No es pueblo bueno, pues. ¿O sí?                                                                                               jp.becerra.acosta.m@gmail.com 

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No quitemos el dedo del renglón

Sergio García Ramírez

El Universal, 

Los cronistas de nuestra circunstancia festejan algunos acontecimientos y deploran otros. Hay de todo. Lo habrá en 2023, que inicia entre luces y sombras, ambas muy intensas. Subsisten y subsistirán. Por eso, no quitemos el dedo del renglón.

No cesarán los errores y los enconos que recibimos desde el micrófono del poder, empecinado contra el derecho y la libertad. En ese debate, tan difícil y desigual, mantengamos la exigencia de cordura y rectificación. El caudillo maneja una fábrica de infortunios. Todo hace ver que habrá mucho más. Ahora nos enteramos, por una elocuente confesión, de que la defensa de los pobres por quien ha multiplicado la pobreza, obedece solamente a un motivo político. Se quiere captar voluntades y acumular sufragios (¿no lo sabíamos, de sobra?).

Desprendimos la última hoja del calendario del 22, pero en las primeras del 23 figura el legado del año anterior. La oratoria furibunda no se ha modificado. Por ello es necesario que los agraviados (y agraviables, que son multitud) insistan en la exigencia de cambio radical en la conducta que incendia a México. Mantengamos el dedo en el renglón, mientras declina la furia. ¿Cuándo será?

Genio y figura, el personaje que ofendió al Poder Judicial y pretende subordinarlo, difamó a las instituciones de nuestra joven democracia e injurió a un amplio sector de la sociedad, volvió a las andadas en el alba del 23. Golpeó de nuevo, entre sonrisas melifluas (melifluo, meliflua [persona] Que se comporta de forma afectada o excesivamente amable), a la prensa, a las clases medias, a los intelectuales, por no citar sino a algunos agraviados. Y volverá, porque la sensatez no figura en su proyecto de vida y gobierno, ni circula en sus venas, ni ilumina sus ideas.

Las andadas regresarán en cada arrebato y en cada matinée. Volverán sin tregua ante el menor obstáculo o la más leve crítica a sus decisiones. Arremeterá —lo está haciendo— contra la judicatura insumisa, la prensa libre, los órganos electorales, las instituciones de educación superior y otros frentes que luchan por cumplir el encargo que les dio la nación, a despecho de los cargos con que los ofende el Ejecutivo.

No retiremos el dedo del renglón en la obra de sobrevivencia que se impone a los ciudadanos y a sus instituciones. Entre éstas cuentan algunas muy apreciadas y necesarias. Ha seguido y seguirá la animosidad en contra de los juzgadores que detienen el capricho y sostienen la legalidad. Cuando aplican la ley (contra la convicción del caudillo: “Y no me salgan con que la ley es la ley”) se les tachará diciendo que están al servicio del conservadurismo. Crecerá la ira en contra de los órganos electorales, que en 2023 estarán sometidos a duras pruebas de perseverancia, coraje y cumplimiento.

En este año habrá cambios relevantes en el escenario electoral y movimientos decisivos en el panorama político. Podrían marcar el futuro de México. Quien no derrotó por ahora a los defensores de la Constitución, hará hasta lo imposible —que es perfectamente posible— para valerse de la reforma legal y desplegar desde ahí, como también desde la tribuna y el presupuesto, su batalla campal contra la democracia.

El conductor de una poderosa artillería, equipada para destruir, califica de “corruptas” a instituciones que sirven a la República. Habrá que ver dónde reside, verdaderamente, la corrupción que duele a México. Mientras llega la hora de verlo e impugnarlo con el voto de los ciudadanos, mantengamos el ánimo y la entereza que millones de mexicanos mostraron el 13 de noviembre de 2022. No quitemos el dedo del renglón.

Profesor emérito de la UNAM

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Quinto año

Jorge Volpi

El primer año, el recién llegado necesita deslindarse del pasado, se decide por unas cuantas medidas espectaculares y empieza a consolidar su poder; el segundo, acentúa su influencia e imprime su sello personal; el tercero, se empeña en demostrar su popularidad en las elecciones intermedias; el cuarto, intenta dejar todo atado para su eventual sucesión y, en el quinto, decide quién habrá de reemplazarlo: es, paradójicamente, su cenit y el momento de su irremediable claudicación. El sexto año de gobierno no solo suele ser una prolongación anticlimática, sino una fuente de conflictos, crisis y desastres: el precio a pagar por cinco años de un poder casi absoluto.

Así era, más o menos, la lógica del priismo hegemónico: la vida del país -y, por desgracia, la de todos sus habitantes- marcada a fuego por este tiempo sexenal en el que México estaba obligado a reinventarse una y otra vez. Todo el sistema posrevolucionario, con su relativa estabilidad, se basaba en este principio: continuidad a partir de una ruptura pactada cada seis años. No deja de resultar abrumador que, pese a los veintitrés años transcurridos desde nuestra incompleta transición a la democracia, la esencia del modelo no haya cambiado demasiado. Igual que entonces, el presidente López Obrador ha disfrutado de un enorme poder personal -acentuado, además, por su propio perfil autoritario- que está a punto de perder. Por más que la 4T se asuma como un quiebre, nos aventuramos en un quinto año no muy distinto de los que le precedieron: el punto más alto de su gobierno y, a la vez, el inicio de su final. Porque una cosa es nítida: una vez que haya candidato o candidata oficial, él perderá el control casi unívoco que posee.

En su afán por distanciarse de sus predecesores, AMLO construyó en estos cuatro años un sistema que rememora con nostalgia aquel priismo. Las diferencias, por supuesto, son notables: su victoria fue arrasadora y democrática y el poder se encuentra mucho más pulverizado que en las épocas de Ruiz Cortines o López Mateos o incluso de Salinas de Gortari o Zedillo, pero aun así los parecidos resultan evidentes. Este año el líder elegirá a su sucesor o sucesora, aun si en vez del dedazo se recurrirá a una encuesta a modo: en vez de tapados, López Obrador ha optado por contar con destapados, las tres «corcholatas» -un término aún más desdeñoso-, que en el fondo se reducen a dos: Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard. Consciente de que la polarización en dos bandos ponía en peligro a su movimiento, construyó una tercera candidatura solo para que el derrotado tenga menos posibilidades de romper

Todos los signos que él ha expresado de manera rotunda y abierta apuntan a que la elegida será la jefa de Gobierno de la Ciudad de México: su heredera política, a quien le permitirá la irremediable distancia que habrá de imponerle una vez que ella ocupe la Silla del Águila. Por supuesto, el Presidente se ha empeñado en asegurarle al canciller que la competencia será pareja, pero en realidad ha hecho hasta lo imposible por mantenerlo apartado del país y de cualquier oportunidad de campaña, en tanto su rival aprovecha cada ocasión para asentar su primacía. El juego del Presidente parece obvio: llevar la contienda hasta un punto en el que a Ebrard ya no le convenga inconformarse o rebelarse, resignado a repetir el papel que Manuel Camacho, su preceptor, desempeñó con Carlos Salinas: como entonces, debería saber que la herencia no se otorga a los hermanos, sino a los hijos.

El otro parecido de este quinto año con los postreros tiempos de la hegemonía priista es el obtuso lugar de la oposición: un conjunto de partidos aún más desprestigiados que Morena que cargan a cuestas con la guerra contra el narco de Calderón y la corrupción endémica de Peña, sin una sola figura de prestigio capaz de aglutinar el descontento contra López Obrador. Si no ocurre una sorpresa mayúscula -y los quintos años suelen tenerlas-, se verificará una vez más esta tradición nacional y la última gran demostración de poder del Presidente consistirá en la designación de su sucesora.

@jvolpi

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Cuando Biden llegue…

Jorge Ramos Ávalos

Cuando el mandatario estadounidense, Joe Biden, llegue a México, en unas horas se va a encontrar con un país polarizado, muy violento -con muchos muertos y un creciente control de los narcocárteles- y con un Presidente fuerte y popular que insiste en imponer su agenda y que, en el proceso, se está volviendo cada vez más autoritario.

El reciente arresto de Ovidio Guzmán en Sinaloa dejó decenas de muertos y heridos, ocasionó bloqueos en varias ciudades y provocó ataques en carreteras, a aviones en el aeropuerto de Culiacán y a una base aérea militar. Esto no es normal. En cualquier otro país, esto hubiera generado una emergencia nacional. La estrategia de seguridad ha fracasado -con más de 133 mil asesinatos en lo que va del sexenio- y el de AMLO ya es el gobierno más violento del siglo. Y la resistencia presidencial a un cambio de estrategia pronostica dos años muy difíciles.

Pero México es mucho más -y mejor- que su gobierno.

Biden también verá a una joven democracia que se resiste a dejar de serlo, a una nación creativa, alegre, luchadora y cuestionadora, que ve en Estados Unidos a un socio y, también, una oportunidad cuando las cosas se ponen mal en México. Durante décadas, Estados Unidos ha sido para muchos mexicanos una aspiración, una válvula de escape y la mejor opción para una segunda vida.

Los lazos entre México y Estados Unidos son profundísimos. No solo por la obvia cercanía territorial sino, sobre todo, por los más de 37 millones de personas de origen mexicano que vivimos en el norte.

Y, sin embargo, somos tan distintos.

«Probablemente en ningún lugar del mundo vivan, lado a lado, dos países tan diferentes como México y Estados Unidos. Al cruzar la frontera, digamos, de El Paso a Ciudad Juárez, el contraste es impactante: de riqueza a pobreza, de organización a improvisación, de sabores artificiales a especias picantes. Pero las diferencias físicas son menos importantes. Probablemente en ningún lugar del mundo dos vecinos se entiendan tan poco».

Este párrafo del libro Vecinos distantes fue escrito en 1984 por el corresponsal del diario The New York Times Alan Riding. Y sigue teniendo validez casi cuatro décadas después. México y Estados Unidos aún mantienen enormes diferencias de salarios y de crecimiento económico. Además, en los últimos cuatro años México se ha convertido en el muro de Estados Unidos, tal y como lo quería Trump.

Somos muy distintos pero el destino de ambos países está amarrado al otro.

Estados Unidos y México comparten una frontera que no es frontera. Millones la han cruzado nadando, caminando por desiertos y montañas, o con visas de turista que luego expiran. Por primera vez, desde que se llevan las cuentas, 2.7 millones de personas cruzaron ilegalmente hacia Estados Unidos, por la frontera sur, en el pasado año fiscal.

La frontera entre México y Estados Unidos está pintada con lápiz; es porosa por naturaleza, por historia y por costumbre. Está llena de huecos y hoyos. Nadie la puede sellar. Fue creada -¿inventada?- luego de la guerra entre ambos países (1846-1848) y todos los esfuerzos por marcarla, asegurarla y cerrarla han fracasado. Es una frontera impuesta por la fuerza -en que México perdió la mitad de su territorio- incómoda y frecuentemente violada.

Y así como entran inmigrantes, entran drogas. La gran mayoría de la heroína y las metanfetaminas que se consumen en Estados Unidos -el principal mercado de drogas del mundo- pasa a través de México. Más de 80 mil estadounidenses murieron por sobredosis de opioides en el 2021.

¿Vecinos distantes? A veces nos aguantamos y otras nos abrazamos.

Tras 175 años con la misma frontera, ya hay pocas cosas que nos sorprendan del vecino. Drogas, migración, el nuevo acuerdo comercial (junto con Canadá) y el tráfico de armas de Estados Unidos hacia México son los temas permanentes de la relación entre ambos países. Biden y el presidente Andrés Manuel López Obrador tendrán mucho que discutir. Pero estar en desacuerdo es lo normal. Cada uno responde a intereses e historias distintas.

A final de cuentas, Biden y AMLO saben lo esencial: que México y Estados Unidos están tan amarrados que la única solución es aprender a vivir juntos.

La frontera es solo una rayita.

@jorgeramosnews

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La cacería de Ovidio

LINOTIPIA / Peniley Ramírez

Ovidio Guzmán era el eslabón más débil en la jefatura del grupo mafioso que las autoridades llaman Cártel de Sinaloa. Su perfil psicológico, elaborado por la inteligencia de Estados Unidos y México, dice que era el más propenso a hablar bajo presión y el más descuidado de sus hermanos, los hijos de Joaquín «El Chapo» Guzmán.

Ovidio se descuidó en octubre de 2019, cuando se quedó con su pareja y una escolta mínima en su casa en Culiacán. Se descuidó de nuevo esta semana, en el poblado de Jesús María. Allí lo capturó un operativo del Ejército, que se nutrió con información de la CIA e informantes clave. Recopilé esta información con fuentes de seguridad en ambos países, en las últimas horas.

El gobierno mexicano primero informó que llevaba seis meses siguiendo a Guzmán, aunque después anunció que el Ejército lo detuvo cuando revisaba unas camionetas con un blindaje sospechoso.

Hubo otra contradicción. El canciller Marcelo Ebrard dijo que Guzmán tiene que responder ante la justicia en México. Este viernes, un juez informó al hijo de «El Chapo» que fue detenido por una solicitud de extradición a Estados Unidos para enfrentar cargos por trasiego de cocaína, marihuana y metanfetaminas.

La indagatoria que llevó a la detención comenzó meses antes. La CIA infiltró el círculo de confianza de los hijos de «El Chapo», me dijo una fuente que estuvo cerca del operativo. En julio pasado, en Topilejo, cerca de la Ciudad de México, la policía detuvo a 14 personas que trabajaban para Guzmán. El grupo de élite que seguía a Guzmán obtuvo información.

En noviembre, en Culiacán, el Ejército buscaba a Aureliano Guzmán, «El Guano», hermano de «El Chapo». No fue capturado, pero sí cinco escoltas. Pocos medios lo publicaron. «Ese silencio militar nos hizo pensar que seguirían otras detenciones de alto nivel en Sinaloa», me dijo Eduardo Guerrero, director de Lantia Intelligence.

En esos días, informantes en el cártel entregaron datos clave a Estados Unidos. Esta semana, el mismo grupo de élite militar que detuvo a Guzmán en octubre de 2019 lo capturó otra vez. El operativo comenzó por aire, con un helicóptero que disparó sobre las casas a mansalva, dijeron vecinos a la prensa local.

El grupo de élite trasladó enseguida a Guzmán fuera de la zona, mientras otros elementos del Ejército llegaban en apoyo táctico para contener la violencia desatada por los delincuentes. A diferencia de 2019, en esta ocasión no llegó la orden de liberarlo.

El único caso público contra Guzmán en Estados Unidos está en una corte del Distrito de Columbia, data de 2017 y lo presenta como un traficante menor, en comparación con otros miembros de su familia. Sin embargo, otras acusaciones pueden estar aún bajo secreto en Estados Unidos. Según conversaciones entre ambos gobiernos a cuyos detalles tuve acceso, Guzmán era un operador clave en el trasiego de fentanilo.

México se ha convertido en el mayor exportador de esa sustancia hacia Estados Unidos y en uno de los principales productores, dice un informe del Congreso estadounidense que se publicó el mes pasado.

Antes, la mayor producción de fentanilo en el mundo estaba en Wuhan, China. Los precursores se enviaban a México. En 2020, Wuhan fue el epicentro de la pandemia de Covid-19 y la estricta cuarentena que impuso el gobierno chino obligó a los productores mexicanos a conseguir precursores en otros sitios.

Ahora, la detención de Guzmán ayuda al gobierno mexicano en su relación con Estados Unidos, ayuda frente a la narrativa de la oposición de que existe un pacto oficial con los traficantes de Sinaloa y ayuda a Ismael «El Mayo» Zambada, quien puede retomar poder operativo.

Para frenar la producción y el trasiego se necesita, sin embargo, no una detención espectacular, sino minar la estructura logística y el lavado de millones de dólares en ganancias diarias por el fentanilo. De esto, aún esperamos noticias.

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Trascendió

Que en un recuento de MILENIO que se remonta a diciembre de 2009, cuando hubo ocho muertos en la batida de la Marina contra Arturo Beltrán Leyva, la suma de caídos en operativos para atrapar a 19 capos llegaba a 28 hasta 2022, solo uno menos que los reportados ayer después de la operación para cazar a Ovidio Guzmán el jueves pasado. Hay que recordar que 14 integrantes de la Armada perdieron la vida por el desplome de su helicóptero cuando la reaprehensión de Rafael Caro Quintero en julio del año pasado, también en Culiacán.

Que la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, viajará a Michoacán este sábado como parte del “seguimiento del convenio de tecnología” firmado con el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, aunque aprovechará su primera salida de la capital del año para ofrecer una conferencia sobre sus “políticas exitosas”. Ayer, en tanto, acudió al Centro de Estancia Transitoria para Niños y Niñas y entregó juguetes por el Día de Reyes Magos, aunque con la novedad de que deberá ponerse a mano con los tamales para la fiesta de la Candelaria, porque le salió el muñeco en la rosca.

Que aunque la UNAM, dirigida por Enrique Graue, no forma parte de las instituciones que fiscaliza la Secretaría de la Función Pública, encabezada por Roberto Salcedo, este año se dará una importante colaboración para que la dependencia vigile el buen reparto de los recursos económicos de becas que otorga esa casa de estudios.

Que por cierto, la Fundación UNAM, creada a instancias de José Sarukhán y que rige un consejo directivo encabezado por Dionisio Meade y Enrique Graue, entre otros, cumplirá 30 años el próximo lunes. Con la misión de apoyar docencia, investigación y difusión de la cultura, ha otorgado más de un millón de becas, dentro de las que destacan las de manutención, y durante la pandemia benefició a más de 27 mil alumnos con kits de protección, además del apoyo a chicos de escasos recursos con tabletas y megas de internet para que pudieran estudiar vía remota. ¡Felicidades! (Milenio, Al Frente, p.2)

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Rozones

Ambicioso proyecto carretero

Relevante, nos comentan, la entrega que hizo ayer el gobernador del Estado de México, Alfredo Del Mazo, del corredor Tejupuilco-Sultepec y de los libramientos de Sultepec y Tejupilco, obras con las cuales se reducen los tiempos de traslado y se mejoran la movilidad y seguridad en beneficio de los productores de la región sur de la entidad, la cual concentra el 60% de la producción agropecuaria. Los anteriores, nos comentan, forman parte del proyecto carretero Caminos del Sur, el más grande que se haya emprendido en esa entidad: la rehabilitación de mil 600 kilómetros de 82 caminos que comunican a 38 municipios del sur del estado. Para tener una idea más clara se trata de la distancia que se recorre de Toluca a Cancún. Ahí el dato.

Siguió faltando el góber

Pues con la novedad de que ya se hicieron las primeras cuantificaciones de los impactos económicos del operativo para capturar a Ovidio Guzmán y resulta que la cifra ronda los 900 millones de pesos, de acuerdo con organizaciones de comerciantes de Sinaloa. ¿Y por qué se dispara la cantidad? Bueno, pues porque además de que las principales ciudades de la entidad se paralizaron, en otras se dieron saqueos que la autoridad estatal, a cargo del gobernador Rubén Rocha —el mismo al que no le avisaron del operativo con anticipación— no tuvo la capacidad suficiente de contener. Aunado a ello, el retorno a la normalidad no fue rápido, pues mientras los sinaloenses esperan mensajes de certeza, Rocha ayer les pidió relajarse. Uf.

Brazo de la justicia en Durango

Y donde continúan las acciones contra los presuntos desfalcos por alrededor de mil 500 millones de pesos cometidos por funcionarios del gobierno pasado, a cargo del panista José Rosas Aispuro, es en Durango, entidad hoy gobernada por el aliancista Esteban Villegas. Y es que resulta que ahora fue detenido José Alberto N, quien fuera subsecretario de Egresos, tras ser ubicado en Guadalajara. El exfuncionario, nos comentan, contaba con órdenes de aprehensión otorgadas por un juez a petición de la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción de Durango, por lo que fue trasladado e ingresado al centro de reinserción social número 1, donde quedó a disposición del juez. Las acusaciones en su contra son por los delitos de robo agravado y peculado. Ahí el dato.

Panamá: la tercera es la vencida

Dicen que la tercera es la vencida y todo parece indicar que el tercer intento del Gobierno de México por colocar embajador en Panamá ya está sobre la mesa directiva de la Cámara de Diputados. Y es que ya fue remitido el documento con el que se propone la ratificación de Alejandro Bichir como embajador en Panamá. Lo anterior, tras los dos intentos anteriores que resultaron fallidos: el de Pedro Salmerón, que se cayó por temas relacionados con denuncias de presunto acoso contra el historiador, y el de Jesusa Rodríguez, que optó por seguir manteniendo sus causas en materias ambientalistas aquí. Ya sólo falta saber si el destino de Bichir será un trámite rápido o si deberá esperar a que inicie el periodo de sesiones. Alejandro, por cierto, no tiene experiencia diplomática y si por algo se le ubica es por ser papá de los actores conocidos como los Bichir.

La aerolínea de la 4T toma impulso

Y la que parece que empieza a tomar impulso es la aerolínea de capital público que pretende echar a volar la 4T, cuya administración correrá a cargo de las Fuerzas Armadas y contará entre su flota al avión presidencial que nomás no sale en venta. Y es que por lo pronto, ayer el Gobierno consiguió la aprobación de los sindicatos de la quebrada aerolínea —ASSA, ASPA, SNTTTASS y AJTEMA—para hacerse de la marca Mexicana, más un conjunto de activos entre los que se encuentran un centro de adiestramiento, dos simuladores, un edificio en Guadalajara y un piso en la Ciudad de México, mismos por los que cubrirá un pago de 815 millones de pesos. Nos hacen ver que una vez que se formalice la compra, lo adquirido quedará en manos de la Secretaría de la Defensa Nacional, a cargo del general Luis Cresencio Sandoval.

El Pacic 3.0

Con la novedad de que ya quedó acordado el pacto contra la inflación y la carestía que aplicará todo este año y que implica un compromiso por mantener precios justos en una serie de productos de consumo básico a cambio de algunas medidas de apoyo arancelario. La novedad en la versión 3.0, negociada por la Secretaría de Economía, a cargo de Raquel Buenrostro, es que se amplía el periodo de exención de aranceles a la exportación de productos alimenticios, de higiene personal, alimento para animales e insumos para la agricultura y se adicionan nuevos productos (pavo, ajo, lechuga, espinaca, lentejas, pera, arroz, embutidos…). La medida, hizo notar ayer la dependencia, se da ante un escenario en el que prevalece el alza generalizada de precios. Por lo pronto, a seguirse apretando el cinturón. Uf. (La Razón, La 2, p.2)

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Gente como uno / Ya sólo faltan los Intocables…

Doce féretros alineados, balas de salva al aire y llanto fue como despidieron con honores a los policías caídos en el motín del penal de Ciudad Juárez, Chihuahua, la mañana del primer día del 2023.

30 reos se fugaron ese día, según fuentes oficiales, eran integrantes del grupo delictivo de “Los Mexicles” cuyo líder, cuatro días después cayó abatido a tiros por policías estatales.

Ese primero de enero parece haber estado maldito, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública que contabilizó 87 homicidios y para los siguientes dos días se acumularon 93 y 60 muertes violentas.

Sólo llevaba 3 días el año y sumaron 240 homicidios en el país, entre ellos el primer feminicidio del año en el país en Tijuana, Baja California, donde fue encontrado el cuerpo de una mujer acuchillada cerca de un parque.

Sólo horas después se sumaría el segundo, en Veracruz donde una mujer fue asesinada al interior de su departamento en el Puerto de Coatzacoalcos.

La primera semana de este año y en el marco del Día del Periodista ocurrió el primer ataque hacia un comunicador. Fue en Sonora, donde el director del diario digital La Nota Prensa, Armando Omar Castro, fue víctima de un ataque armado.

No se tienen claras las causas de ese ataque, como sigue sin tenerse todavía clara la línea de investigación en el atentado contra el periodista Ciro Gómez Leyva, cuyo caso acumula días en los escritorios de la Fiscalía de la CDMX, sin resultados.

Vamos así de “bien” en seguridad.

Pero fue también esta primera semana del 2023 en la que se nombró a una mujer presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por primera vez en la historia de México. Muchos consideraron el hecho como la verdadera gran esperanza de México, mientras otros lo dibujaron como la primera gran pataleta del año del Presidente López Obrador.

Pero el jueves vendría un “golpe al narcotráfico” que resultaría un golpe de suerte político para el gobierno federal: la captura —finalmente— de Ovidio Guzmán.

Haciendo cuentas, historia y revisando los escalones de la organización delictiva del Cartel de Sinaloa —hoy ya bastante fracturado— es claro que dicha detención tampoco alcanza como para echar las campanas al vuelo.

Ovidio Guzmán, también conocido como el Príncipe de las metanfetaminas, ha sido el gran distribuidor de fentanilo en los Estados Unidos en los últimos años y es a ellos a quien les beneficia más la captura.

Aquí en México el verdadero “duro golpe” hubiera sido la detención de sus hermanos, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo, primera y segunda posición respectivamente en el control de la organización, los verdaderos herederos del poder de El Chapo Guzmán sobre el Cártel de Sinaloa.

La captura de Ovidio Guzmán, de acuerdo a fuentes especializadas consultadas en Sinaloa, no impactará prácticamente en nada a la operación de la organización, más allá de la estridencia que provoca la dinastía a la que el hoy detenido pertenece.

Y como siempre sucede, los vacíos informativos son llenados por suspicacias y especulaciones, razón por la cual desde la extraña conferencia mañanera de ese jueves, se han ido sumando más y más preguntas al hecho y sus antecedentes.

“No sabemos todavía cómo están los acontecimientos en Sinaloa. Hay un operativo que inició en la madrugada y más tarde vamos a informarles sobre eso…” fue lo único que dijo el Presidente en un momento en el que ya todo había ocurrido.

¿Acaso a las 7 de la mañana, el Presidente López Obrador no estaba enterado de lo que había ocurrido 2 horas antes en Culiacán? ¿Por qué prefirió omitir la información de la captura de Ovidio Guzmán? ¿acaso no se le habría informado de inmediato?

La conferencia de prensa posterior que encabezaron la secretaria de Seguridad Rosa Icela Rodríguez, el secretario de la Defensa Luis Crescencio Sandoval y el almirante secretario Rafael Ojeda, también resultó reveladora.

La primera no dijo prácticamente nada, la información completa la lideró el secretario de la Defensa y el almirante Rafael Ojeda guardó un silencio tan sepulcral como el del gobierno de los Estados Unidos, que únicamente se limitó ese día a alertar a su ciudadanía de no viajar a Sinaloa y elevó su alerta a nivel 4. Nada más.

Y la realidad es que los intocables siguen siendo intocables. El legendario Ismael El Mayo Zambada, el gran Tlatoani del Cartel de Sinaloa, el hombre más impune en la historia del narcotráfico, sigue libre.

Duro golpe al narcotráfico sucederá el día que logren capturar a Nemesio Oseguera Cervates, El Mencho, líder del Cartel Jalisco Nueva Generación, que parece extender sus tentáculos a territorios insospechados y se mantiene tan libre como el viento.

Pero vaya inicio de año… (Mónica Garza, La Razón, Opinión, p.19)

Cruzando líneas | La agonía de Trump

En mi pueblo existe la creencia de que hay un momento de vida plena antes de morir. Es como un resucitar adelantado antes de continuar con la agonía; como si la muerte nos cumpliera el último deseo, la última cena o el último suspiro para después mandarnos a un coma doloroso del purgatorio con signos vitales. Solo pasa cuando se tiene una transición lenta entre la vida y la muerte, cuando hay calvario y angustia, cuando se paga aquí parte de las deudas que se cobran en el más allá. Pero no hay de esto cuando hay un final abrupto, inesperado y nada anunciado; el secreto aquí es, como dicen los más entrados en años, revivir para morirse.

No son patadas de ahogado, es una lucidez que ni los médicos terminan de entender. Lo mismo pasa cuando se está al borde de una muerte política. Un reflejo consciente de luz antes de la oscuridad eterna. ¿Será esto lo que defina la candidatura de Donald Trump en su camino a la presidencia?

A principios de 2022, el republicano tuvo su gran regreso a la política, después de haber perdido las elecciones de 2020. Los precandidatos acudían a Florida a cortejar su respaldo. Le suplicaban que le permitiera usar su nombre en las campañas y lo invitaban a mítines masivos para asegurar el abanderamiento oficial del partido en las primarias. Sabían que había múltiples investigaciones en su contra, pero lo percibían —con conveniencia o convicción— como un mártir, el blanco de la persecución demócrata o el árbol que no caía ni se dejaba hacer leña.

Por meses atizó un fuego que parecía listo para convertirse en el mismo incendio que lo llevó años atrás a la Casa Blanca. Sus apadrinados políticos ganaron las primarias y lideraron los sondeos hasta el día de la elección general. Luego, como si fuera un capricho de la Parca, todo cambió. El viento apagó las brasas. Se acabó su momento. Los aliados perdieron y el Partido Republicano se tambaleó. Los que lo buscaban levantaron los brazos en señal de indignación y dejaron de sostener el pedestal en el que lo habían cargado. Cayó de pie, como gato, y anunció la campaña para la reelección como presidente en el 2024.

No sorprendió. No se resigna a soltar el poder ni que lo hayan obligado hacerlo. No le reconforta ni la conspiración de fraude que ha avivado por dos años, a pesar de que las irregularidades están en su conciencia y no en las boletas. Pero desde noviembre está callado. No sabemos si está en esa agonía o emprendiendo el vuelo.

Lo cierto es que ya no impone como ayer. Los republicanos que antes temían plantarle cara ya no dan un paso atrás. Son varios los que se soban las manos mientras hacen “exploraciones” antes de animarse a lanzar campaña y lo hacen con descaro, en su cara, a pesar de su anuncio presidencial. Tampoco le solapan tantas investigaciones ni le alcahuetean tantas derrotas jurídicas, casos de fraude y otras indagaciones electorales.

Pero con Trump no se puede dar el silencio por sentado; solo puede ser dos cosas: agonía o estrategia. Esta campaña se convierte en su funeral político o marcará ese regreso triunfal que tienen los que por un momento disfrutan de la lucidez de las últimas veces en el poder, cuando le ganan, aunque sea por cuatro años más, a esa muerte anunciada.

Maritza L. Félix es una periodista, productora y escritora independiente galardonada con múltiples premios por sus trabajos de investigación periodística. Es la fundadora de Conecta Arizona, la productora del podcast Cruzando Líneas y la coproductora y copresentadora de Comadres al Aire. Es becaria Senior programa JSK Community Impact de Stanford, The Carter Center, EWA, Fi2W, Listening Post Collective, Poynter y el programa de liderazgo e innovación en periodismo de CUNY, entre otros. (Maritza L. Félix, El Sol de México, Análisis, p.15)

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Política zoom / Ovidio o el Altiplano como destino fatal

Los antiguos griegos no creían en el libre albedrío. Para ellos los dioses decidían y la valentía humana era sinónimo de resignación frente al destino trazado.

El pasado jueves por la mañana, recién enterado de la posible detención de Ovidio Guzmán López, no pude apartar de mi cabeza aquella filosofía fatal.

Hace 25 siglos este personaje trágico no habría tenido alternativa a la biografía que le fue trazada, desde antes de su nacimiento: los dioses lo habrían condenado a ser lo que es antes de que nadie pudiera juzgarlo.

Pero Ovidio, conocido entre los suyos con el mote de El Ratón, es un habitante del siglo XXI y, por tanto, sujeto responsable de todo cuanto se le acusa.

Es el sexto hijo de Joaquín Guzmán Loera, la figura más conocida del narcotráfico mundial. (No hay rincón del planeta donde la gente disocie su nombre de la palabra México).

Ovidio es hijo de Griselda López, con quien su padre tuvo a Joaquín, Edgar y Griselda. Antes de casarse con su madre, Guzmán Loera estuvo con otra mujer: Alejandrina Salazar. De ese matrimonio nacieron los medios hermanos Alfredo, Iván Archivaldo, César y Alejandrina.

Durante la infancia, Ovidio no tuvo ocasión de convivir con su padre. Cuando tenía solo tres años, Guzmán Loera, cuya baja estatura le consiguió el mote de El Chapo, fue detenido en Guatemala y encarcelado en el penal de máxima seguridad del Altiplano.

No es fácil que en esas cárceles los niños visiten a sus padres, pero más complicado se volvió hacerlo cuando al Chapo lo trasladaron a la prisión de Puente Grande, ubicada en el estado de Jalisco.

En sus primeros once años de vida Ovidio tuvo una existencia cómoda, similar a la de cualquier otro niño de clase alta mexicana. Griselda, su madre, lo inscribió, junto con sus hermanos Joaquín y Edgar, en un colegio caro que entonces pertenecía a los Legionarios de Cristo. Ahí se codeó con hijos de políticos y empresarios, vistió ropa cara, tuvo chofer y guardaespaldas y estuvo apartado de cualquier privación.

Mientras tanto, los hermanos Alfredo y Arturo Beltrán Leyva se encargaron de velar por los intereses del Chapo, y también de enviar dinero en cantidad suficiente para todos sus hijos.

La primera curva brusca en el trayecto vital de Ovidio sucedió en enero de 2001 cuando su padre escenificó lo que hoy se conoce como La fuga del siglo (pasado). Escondido en un carro de ropa sucia fue sacado de prisión y en pocas horas, en un carro viejo se trasladó a Badiraguato, su pueblo natal.

Ovidio, sus hermanos y su madre abandonaron entonces la residencia que habían disfrutado, por casi una década, en la capital del país. En ese momento Joaquín tenía quince, Edgar trece, él once y su hermana Griselda, nueve años.

Todos recordarían, como la mayoría de la gente del lugar, la fiesta de tres días que hubo en casa de la abuela, Consuelo Loera, para festejar el regreso del héroe de aquella familia.

Los siguientes años Ovidio habrá visto de cerca crecer el emporio criminal de su padre. Ninguna otra empresa del ramo tuvo más influencia que aquella encabezada por Joaquín Guzmán y sus socios los Beltrán Leyva.

Un episodio nubló la adolescencia de Ovidio. El 13 de febrero de 2005 fue detenido, en Zapopan Jalisco, su medio hermano Iván Archivaldo. A los 25 años Iván fue a dar también al penal del Altiplano, acusado de lavado de dinero.

En mayo de 2007, cuando a Ovidio le faltaba un año para alcanzar la mayoría de edad, El Chapo logró reunir a las cabezas de las principales empresas criminales de México en la ciudad de Cuernavaca, Morelos.

Según testimonios de la época, ahí estuvieron representantes de los cárteles de El Golfo, Los Zetas, La Línea y Juárez. Bajo el liderazgo indisputable del padre de Ovidio ese pacto entregó, por un rato, tranquilidad y bonanza a las bandas delictivas.

Aprovechó Guzmán Loera aquella Pax Narca para casarse con Emma Coronel, una muchacha que entonces tenía la misma edad que su hijo Ovidio. La ceremonia se celebró en el municipio de Canelas, en el estado de Durango. La fiesta volvió a durar tres días y el gobierno mexicano regaló al Chapo hacerse de la vista gorda.

Aquel idilio no podía permanecer. En enero de 2008 el gobierno de Felipe Calderón detuvo, en Culiacán, Sinaloa, a Alfredo Beltrán Leyva. Corrió pronto el rumor de que Joaquín Guzmán lo había entregado a cambio de un favor grande.

El 11 de abril salió, por su propio pie, del penal del Altiplano, Iván Archivaldo Guzmán. El juez afirmó no haber encontrado pruebas en su contra. Arturo Beltrán, hermano de Alfredo, reclamó con vehemencia la traición. Primero colgó mantas por todo Culiacán, desafiando el supuesto pacto entre Guzmán Loera y el gobierno. Luego se vengó de la peor manera.

Ovidio tenía 18 años cuando el tío Arturo mandó asesinar a su hermano Edgar. Un bazucazo y más de 500 tiros le arrebataron la vida a este estudiante de la Universidad Autónoma de Sinaloa que recién se había vuelto padre.

Ese día se habría sellado el destino, si es que así merece llamarse, del joven Ovidio. Si a su hermano que nada tuvo que ver con las empresas familiares lo habían borrado del planeta por ser hijo de quien era, solo quedaba guarecerse bajo las alas del Chapo a partir de ese momento.

Lo demás es historia conocida. En 2009 su padre triunfó en la guerra contra los Beltrán, cuando la Marina abatió en Cuernavaca al tío Arturo. En 2014, El Chapo fue aprehendido, de nuevo, y en 2015 se fugó otra vez. En 2016 cayó definitivamente tras las rejas y el año siguiente fue extraditado a los Estados Unidos.

Luego vinieron más traiciones contra su familia y su propia detención, en el 2019, de la que Ovidio logró salvarse por los pelos. (O quizá los dioses lo salvaron).

El jueves pasado fue nuevamente detenido y hoy duerme, coincidentemente, en la prisión del Altiplano, en cuyas paredes su familia ha escrito varias páginas del destino que resignadamente aceptaron vivir. (Ricardo Raphael, Milenio, Política, p.12)

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Paralaje / ¿2023, año de la legalidad?

Los eventos se desencadenan con singular sorpresa en el arranque del año. Dos de ellos son simbólicos de lo que en el horizonte parece un esperanzador nuevo momento del país: la elección de la ministra Norma Piña como presidenta de la Corte y la detención en Sinaloa de Ovidio Guzmán. Ambos eventos, muy diferentes en cuanto a su naturaleza, coinciden en un aspecto muy relevante: el imperio de la legalidad.

El papel de la Suprema Corte no es oponerse a ningún otro poder. Con razón a muchos preocupaba que la renovación en la presidencia de la Corte pudiera significar su sometimiento al presidente de la República. Aunque la Corte es un órgano colegiado, su presidencia es relevante más allá de la representación institucional que en ella recae o la conducción de los trabajos del Pleno. El perfil profesional y la actuación de la ministra Piña invitan al optimismo sobre la continuidad de muchas de las acciones positivas durante la presidencia del ministro Zaldívar y, por otra parte, reafirma la condición de la Corte como garante de la supremacía constitucional

Sería deseable que una vez comenzado con tan buen viento, 2023 fuera el año de la legalidad. Pero esto corresponde no solo a la judicatura; también es necesario que sociedad, autoridades y actores relevantes de la vida pública participen de este empeño. Las diferencias son parte de la normalidad democrática, incluso las que se dan entre autoridades, entre poderes públicos o de los ciudadanos y sus gobernantes. El ámbito para su atención son los procesos judiciales, lo importante entonces es que éstos tengan curso con estricto apego a la ley y que las autoridades judiciales actúen con rigor para hacer valer la constitucionalidad.

El ambiente de polarización inhibe a los actores políticos a entender en su justa dimensión las decisiones que toman y los acontecimientos de impacto. El fatalismo y el ánimo de confrontación es lo que impera. Frente a esta realidad, lo que el país requiere es un reencuentro con la legalidad a manera de dar certeza de derechos. La política por naturaleza genera tensiones; no obstante, su expresión y actuación debe ser atemperada por el acuerdo que en 2023 debemos reafirmar todos, el del estricto cumplimiento de lo que ordena la ley. (Liébano Sáenz, Milenio, Al Frente, p.2)

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Política Irremediable / La colosal tarea de arreglar este país

La normalidad mexicana es absolutamente anormal: tiroteos, coches incendiados, pavorosas masacres, bloqueos de carreteras, comercios saqueados, cientos de miles de desapariciones de personas, ciudades sitiadas, fosas comunes clandestinas, secuestros, violaciones, linchamientos…

¿Ese país somos nosotros?

Sí, señoras y señores, ésa es la cotidianidad que estamos viviendo. No es todavía una realidad generalizada ni extendida a todos los rincones del territorio nacional pero el hecho mismo de que acontezcan estos terribles sucesos debería de sacudir nuestras conciencias. Dicho de otra manera, la presencia del horror tendría que llevarnos a una suerte de rebelión ciudadana para exigir que todo esto se acabe de una buena vez, a una colectiva movilización para reclamar el derecho fundamental de los mexicanos a vivir en paz.

Estamos sobrellevando las consecuencias de décadas enteras de dejadez e inoperancia del Estado. La primerísima asignatura pendiente en el ámbito de lo público es la instauración de un sistema regido por el inquebrantable respeto a las leyes. Pues bien, ha sido justamente la tarea que más se ha descuidado aquí y los catastróficos resultados están a la vista.

Mientras no haya justicia en México no habrá tampoco seguridad. Un tema tan absolutamente primordial, sin embargo, no parece haber estado en la agenda de unos gobernantes que, además, fueron quienes se dedicaron alegremente a atropellar la legalidad más allá de que la corrupción sea una auténtica plaga nacional.

Pero, justamente, ¿por dónde empezar? Porque, miren ustedes, el problema tiene que ver directamente con la gente, con la específica condición de muchísimos individuos, y para revertir en primer lugar la escalofriante deriva hacia el caos y la violencia habría que transformar a esas personas, a esos miles y miles de tramposos que incumplen con sus obligaciones, que contravienen reglamentos, que aceptan sobornos (o de plano, que extorsionan a los ciudadanos), que cobran de más por sus servicios y que, como parte también de la funesta normalidad que vivimos en este país, siguen ahí, es decir, son parte inseparable del paisaje, de nuestro espacio común.

La ley es la construcción que apuntala el proceso civilizatorio pero los encargados de hacerla cumplir son individuos de carne y hueso. ¿Qué esperanza de un futuro mejor podemos tener si los menos confiables de nuestros conciudadanos son precisamente quienes laboran en el universo judicial? ¿Por qué se denuncia apenas un mínimo porcentaje de los delitos acaecidos en este país? Ya lo sabemos: porque acudir a una agencia del Ministerio Público no sólo es una experiencia siniestra sino que puede significar un riesgo para el denunciante en tanto que los policías son muchas veces cómplices de los delincuentes.

Esto, ¿cómo se arregla? ¿Hay vacunas para contrarrestar tan pestífero mal? (Román Revueltas Retes, Milenio, Política, p.10)